La sequía llena Sau de turistas
El Ayuntamiento de Vilanova toma medidas ante el alud de visitantes atraídos para visitar un pantano bajo mínimosLa Generalitat asegura que la operación mejorará la calidad del agua
La grave sequía que afecta a Cataluña ha dejado el pantano de Sau sin agua pero, como contrapartida, le ha dotado de un atractivo turístico que no tenía desde hace años. Centenares de personas se acercaron ayer a la orilla de este embalse para disfrutar, y en muchos casos inmortalizar, las viejas ruinas del antiguo pueblo de Sant Romà de Sau, anegado por las aguas hace 42 años. La masiva afluencia de público ha obligado al Ayuntamiento de Vilanova de Sau a tomar medidas extraordinarias para evitar colapsos circulatorios y posibles incidentes en las ruinas de Sant Romà.
Cámara en mano, Joan se pasó buena parte de la tarde de ayer tomando fotografías en un pantano que, en vista de la escasa agua que contiene, poco justifica su nombre. Como este vecino de Vic, fueron muchas las personas que, a raíz del eco mediático que ha tenido la decisión de la Agencia Catalana del Agua (ACA) de vaciar el embalse para traspasar sus aguas al pantano de Susqueda, pusieron rumbo a Vilanova de Sau. El desembalse prácticamente acaba de empezar, pero ya se puede disfrutar de la vista de los restos completos de la iglesia de Sant Romà de Sau, icono del embalse, así como del trazado de algunas calles y restos de muros de algunas casas del que fue núcleo habitado, ahora trasladado a la cima del risco próximo.
También se ven los nichos del anterior cementerio, en los cuales a algunos de los visitantes no les importó meterse. Cuando acabe el trasvase de agua, en un par de semanas, se podrá ver algún que otro vestigio, como parte del anterior molino. Lo que parece que no llegará a avistarse son los restos del puente románico, porque éste se halla justo en el cauce original del río Ter, en una de las zonas más bajas del embalse.El previsible alud turístico ya comenzó a notarse el pasado sábado y se prevé que pueda incrementarse en los próximos días. Por este motivo, y después del colapso del pasado fin de semana, el Ayuntamiento, en colaboración con la Agencia Catalana del Agua, ha decidido adoptar medidas extraordinarias. Se han habilitado aparcamientos y cortado el acceso de vehículos al embalse.
También se han colocado vallas metálicas para evitar la entrada a la iglesia, que se encuentra en ruinas pese a haberse restaurado parcialmente a finales de la década de los noventa, cuando las aguas del pantano ya bajaron notablemente en otro episodio de sequía.
Pero sabedor de lo atractivo que puede resultar un pantano casi vacío y con un antiguo pueblo al descubierto, el Ayuntamiento de Vilanova no ha dudado en promocionarlo y sacar partido de ello. A tal efecto ha instalado un punto de información turística que explica cómo se vivía en el pueblo antes de la subida de las aguas y pide prudencia a quienes se adentran en lo que queda de sus callejuelas.
Pero no sólo la sequía es responsable directa del bajo nivel de las aguas. La ACA, preocupada por la pérdida de calidad de las reservas a causa de la prolongada sequía, decidió el mes pasado el desembalse el pantano y trasladar el agua que quedaba a Susqueda, situado Ter abajo.
El pasado martes empezó la operación de vaciado con la espectacular bajada desde la presa hasta el agua de dos barcos de pesca para recoger las cerca de 400 toneladas de peces que morirán como consecuencia del desembalse.
15.000 litros por segundo
Se trata sobre todo de especies no autóctonas, como siluros o alburnos, que no suponen una gran pérdida medioambiental y que se destinarán a la elaboración de comida para animales. Ya el jueves se abrieron las compuertas. Lo hicieron desde las 11.00 hasta las 18.00 horas desaguando cerca de 15.000 litros por segundo.
En total está previsto trasladar 32 hectómetros cúbicos de agua del pantano de Sau al de Susqueda para así mejorar su calidad y reducir el coste del tratamiento para el consumo de boca. Esto también permitirá mejorar el sistema de las cuencas del Ter-Llobregat, que abastece a Barcelona y su área metropolitana y que presentan una situación más delicada debido a la sequía.
La operación, pionera en Cataluña, dejará el embalse de Sau con unos 15 hectómetros cúbicos de agua, el 10% de su capacidad y mínimo necesario para mantener su lecho en caso de lluvias. A principios de semana estaba casi al 23%.
Por su parte, el de Susqueda se acercará al 48% de su capacidad total. Sin embargo, harán falta no pocos episodios lluviosos en el Pirineo oriental para recuperar la normalidad en la cuenca del Ter.
Donde la situación es algo mejor que la semana pasada es en las cuencas del Cap de Creus, del Tordera, del Maresme y de la costa sur. Las lluvias de finales de septiembre han permitido sacar estas cuencas de la situación de excepcionalidad prevista en el decreto sobre la sequía de la Generalitat. Pese a eso, el 70% del territorio de Cataluña, que representa el 80% de la población, sigue en alerta.
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