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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Estados Unidos y su Ejército

En su artículo "El confort de la guerra", publicado en EL PAÍS el 6 de octubre, Jordi Soler alude al "espíritu bélico... que mueve a Estados Unidos", un país que, según el autor, "requiere de un ejército gigantesco para defenderse de los ataques, reales o imaginarios, del exterior...".

Pues bien. Los que conocen la historia de EE UU saben que, en contraste con gran parte de la historia europea, mi país ni siquiera tuvo ejército permanente de un tamaño significativo hasta el año 1941, mientras Europa estaba envuelta en llamas y en pleno Holocausto. Desde la Segunda Guerra Mundial, el mundo ha cambiado de forma importante. Las amenazas a las que ahora nos enfrentamos han cambiado también el papel de Estados Unidos. Este año el porcentaje destinado a Defensa ha sido del 3,7%, lo que sitúa a EE UU en el puesto número 31 del mundo.

Mi país no siente confort, ni placer, ni orgullo en la guerra o en los conflictos. Pero, eso sí, reconocemos que cada país tiene el derecho y el deber de protegerse, porque las amenazas y los enemigos existen y, a veces, requieren una respuesta militar. ¿O acaso eran los nazis entonces, y ahora Al Qaeda, fruto de la imaginación?

La mencionada península del Coronado, en California, es base naval desde 1917, y por eso no me sorprende que sus habitantes estén acostumbrados a la presencia militar, como pueden estarlo los ciudadanos de Rota, Getafe o cualquier otra base española. En EE UU no percibimos a los militares como una imposición, sino como una parte más de la sociedad: de hecho, tenemos un ejército profesional constituido exclusivamente por voluntarios.

El artículo afirma que los estadounidenses vemos a los soldados "simplemente como una multitud de héroes". Que hay héroes, no lo dudo; pero allí los vemos más bien como nuestros hermanos, nuestros padres o nuestros hijos; y, cada vez más, como nuestras hermanas e hijas.

Los estadounidenses pueden o no estar de acuerdo con cualquier política de su Gobierno, pero ante todo respetan y agradecen el servicio de sus soldados que, expuestos a un constante riesgo personal, luchan por la democracia y la libertad.

Nuestras tropas han mostrado sus cualidades en Somalia respondiendo a una crisis humanitaria; en Kosovo frenando una limpieza étnica; en Kuwait, repeliendo la invasión iraquí, y ahora en Afganistán e Irak, luchando contra el terrorismo. Y todo eso solamente en los últimos 10 años, defendiendo a pueblos musulmanes. Sí, efectivamente, muchos han sido héroes.

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