Familias confiadas
El estado de ánimo de los consumidores es uno de los indicadores más importantes hoy día. Particularmente en economías cuyo crecimiento está muy ligado a la demanda de consumo, como en España. Más del 55% de las familias españolas afirman tener dificultades para llegar a fin de mes, según la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE correspondiente al segundo trimestre. Pero ello no impide que ese tipo de gasto, junto a la construcción residencial, siga siendo la principal tracción de la actividad económica. El gasto de los españoles en ese segundo trimestre creció casi un 8% más que en el mismo periodo del año anterior. El 39% podía dedicar algún dinero al ahorro, una proporción equivalente a la del trimestre precedente.
La confianza de los españoles en el futuro contrasta con la de otros europeos, mucho más pendientes de ahorrar, ante el temor con el que contemplan el porvenir, ya sea por la dinámica económica o por las reformas políticas de algunos países. Es el caso de Alemania, donde la propensión al ahorro no deja de aumentar, aun cuando no lo hace el crecimiento de la renta. La principal variable determinante de ese estado de ánimo, el crecimiento del empleo, sigue patrones de comportamiento bien distintos. En España lo hemos vuelto a verificar con los datos recientes de paro registrado. El mercado de trabajo tiene uno de los mejores comportamientos de toda Europa. La temporalidad excesiva de ese empleo sigue siendo, sin embargo, un lastre importante. En las grandes economías vecinas aumenta el paro y no se percibe un final próximo a esa manifiesta debilidad en la que se encuentran. La reacción no puede ser otra que la de diferir decisiones de gasto, a pesar de que el ahorro tiene una remuneración históricamente baja. La conflictividad laboral es otra de las manifestaciones de esa incomodidad de las familias.
Que las familias españolas se confíen no significa necesariamente que este panorama vaya a durar toda la vida. La vulnerabilidad del patrón de crecimiento económico en España es evidente, como demuestran las tasas bajísimas de crecimiento de la productividad y el retroceso competitivo, que se traduce en uno de los desequilibrios exteriores más abultados del mundo. No son datos que invitan precisamente a un exceso de confianza.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.