El obispo brasileño en huelga de hambre contra un trasvase pone fin a su protesta
El prelado Cappio anuncia su decisión tras recibir una carta del Papa y otra del presidente Lula
El obispo Luiz Flávio Cappio puso anoche fin a la huelga de hambre que inició el pasado día 26 para protestar contra el proyecto de trasvase del río San Francisco que ha calificado como de obra faraónica que sólo beneficia a los grandes terratenientes. Cappio, obispo de Barra, localidad situada en el Estado de Bahía, al noreste de Brasil, permanecía desde hace 11 días en una pequeña capilla de Caprobó, levantada por un campesino a 200 metros del río, y sólo bebía agua del San Francisco.
Cappio había prometido continuar con su protesta hasta el fin de su vida si el presidente Lula no se comprometía por escrito a dar marcha atrás con el proyecto del trasvase. Pero ayer, varios elementos contribuyeron a que el obispo franciscano desistiese de su intento. El papa Benedicto XVI, le había pedido por la mañana a través de una comunicación de la Congregación de Obispos, que interrumpiera la huelga de hambre y que preservase su vida. Conocida la noticia, los obispos de los estados del noroeste del país, por donde está previsto pasen las aguas desviadas del río, también manifestaron su desacuerdo con la protesta de Cappio, al afirmar que ellos "están a favor del proyecto del Gobierno".
A mediodía de ayer, fue la gota de agua que colmó definitivamente el vaso: viajó hasta la pequeña capilla el ministro de Relaciones Políticas, Jaques Wagner, con una misiva del presidente Lula, a cuyo favor había hecho campaña en las elecciones del 2002 el obispo Cappio. En la carta, Lula le ofrecía al obispo prolongar el diálogo, pedir al Parlamento que apruebe un viejo proyecto para destinar unos 140 millones de euros al año, durante veinte años, para revitalizar el río San Francisco, y un encuentro con él en Brasilia. Mientras el ministro hablaba con el obispo, llamó a Cappio el propio Lula para intentar convencerle de que abandonase la huelga.
Tras anunciarse el fin de la protesta Wagner afirmó: "Pienso que los que creen en el entendimiento y el diálogo acaban llegando a un acuerdo. Debemos pues felicitarnos todos los que aquí sufrieron estos días y los que sufrimos en Brasilia".
Poco antes de la llegada a Caprobó del ministro, Lula había declarado que estaba dispuesto a continuar dialogando sobre el proyecto, que todavía no tiene la luz verde del Ibama ( el Instituto del Medio Ambiente), aunque no "eternamente". Había sido claro al afirmar que respetaba la actitud del obispo, pero que se trataba de un gesto individual y que también él, en sus tiempos de sindicalista había hecho huelga de hambre y que había sido un obispo progresista, Pedro Casaldáliga, quien le había convencido para que cesase la protesta. Lula recordó al obispo que también él es un cristiano convencido y que, por tanto, ambos tienen que llegar a un acuerdo.
El proyecto de trasvase pretende desviar 2.200 hectómetros cúbicos al año del río San Francisco (el del Ebro al Levante preveía trasvasar unos 900 hectómetros) para zonas de regadío a través de una red de canales de más de 700 kilómetros. El presupuesto es de 1.646 millones de euros.
Los obispos favorables al trasvase han acusado a Cappio de perjudicar con su actitud a más de 12 millones de familias pobres del noroeste que se beneficiarían del proyecto del Gobierno.
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