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Reportaje:EL FUTURO DE EUROPA

Austria y el 'miedo al turco'

Los motivos de Austria, Gobierno de derecha y oposición socialdemócrata incluidos, para oponerse al ingreso de Turquía en la Unión Europea que se barajaron estos días abarcan un amplio espectro: desde razones de consumo político interno, para intentar capitalizar en votos esa dureza, a motivaciones tácticas con vistas a favorecer la entrada de Croacia en la UE e incluso razones casi atávicas del miedo al turco, que se remontan al siglo XVI, en los tiempos del sitio de Viena.

El rechazo de la población austriaca al ingreso de Turquía en la Unión Europea alcanza las cotas más altas de la opinión pública europea: un 90% se opone. En este contexto, y en medio de las negociaciones sobre Turquía de la Unión Europea, estaban convocadas en el Estado federado de Estiria para el pasado domingo elecciones regionales. Están a la puerta las del próximo domingo en Burgenlad, las del día 23 en Viena y dentro de un año las generales. Nada más tentador para el canciller democristiano, Wolfgang Schüssel, y su Partido Popular Austriaco (ÖVP) que mostrar firmeza en el rechazo de Turquía y capitalizar esa dureza en votos en Estiria y otras elecciones.

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El tiro salió por la culata. El ÖVP sufrió en Estiria la mayor derrota de los últimos 60 años, perdió un 8,6% de votos, quedó por debajo de los socialdemócratas (SPÖ), que subieron un 9,4%, y sus socios de la Alianza para el Futuro de Austria (BFÖ), del populista derechista Jörg Haider, sólo consiguieron un insignificante 1,7% de votos. Por añadidura, el Gobierno ha perdido la mayoría en la segunda Cámara, el Bundesrat, con el consiguiente obstáculo para legislar. La conclusión más inmediata es que el no a Turquía no ha tenido el reconocimiento esperado del electorado austriaco.

Muchos piensan que el cambio de postura de Austria el lunes en la negociación sobre Turquía viene condicionado por el desenlace de las elecciones del domingo en Estiria. El periódico Kurier hacía ayer mofa y escarnio del canciller Schüssel, que fracasó al pretender remedar al príncipe Eugenio de Saboya, que derrotó a los turcos en 1697. Según Kurier, "arrojarse a pecho descubierto ante el tren de la Unión Europea que trae a los turcos a Europa no impresionó para nada a los votantes de Estiria". Concluye el periódico: "La cosecha ha sido penosa: en vez de dulces frutos turcos, amargas manzanas de Estiria".

Otros ven en la posición de Austria un intento de conseguir mejorar la negociación de su vecina Croacia con la Unión Europea, estancada ante las exigencias de entregar al tribunal de La Haya a un general notorio criminal de guerra.

El ingreso de Turquía cuenta con el rechazo masivo de la opinión pública austriaca, pero Croacia es el primer país que los austriacos quisieran ver en Europa: le apoya el 70%, por encima del 39% que se inclina a favor de Bulgaria. La jugada de la diplomacia austriaca podría ir en la dirección de ceder ante Turquía para lograr apoyos para Croacia.

Tampoco se puede desdeñar al explicar la posición antiturca de Austria y su posterior rebaja que no haya resultado del todo el cálculo de que se instale en Berlín un Gobierno afín con sus correligionarios, los democristianos alemanes de la CDU-CSU. En la gran coalición que se vislumbra en Alemania, la CDU-CSU tendría que moderar su oposición a Turquía, sobre todo si se tiene en cuenta que es muy probable que un socialdemócrata ocupe en Berlín la cartera de Exteriores.

Una información publicada ayer en Viena completa el cuadro explicativo del rechazo austriaco a Turquía: las cifras del paro. Con 220.464 parados, un 6,3% que sería la envidia de muchos países, Austria alcanza el mayor porcentaje de paro desde el año 1970. El miedo al turco, a una entrada masiva de trabajadores de ese país en el mercado laboral, representa un papel importante en la escena política austriaca.

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