Fiestas todo el año
Este deseo no es el de un hostelero codicioso de los beneficios que obtendría con fiestas interminables, ni el de un amante insaciable de la juerga, sino la de un corriente trabajador que en las fechas en que se celebraron las fiestas de Bilbao pudo ir, por fin, por la mañana al trabajo en metro, aunque entrara a trabajar en Etxebarri a las seis de la mañana.
De sobra sé que ese horario madrugador del metro lo pusieron para que los fiesteros pudieran volver a sus hogares con más tranquilidad y menos riesgo después de una noche de diversión más o menos controlada; y no puedo estar más a favor de dicha decisión. Pero que piensen también en los trabajadores que tienen que ir a trabajar todos los días y que generan los beneficios de la fiesta, aunque sea por una pura cuestión mercantil: nosotros trabajamos y ganamos el dinero que después invertimos en la fiestas.
Piensen también en nuestra seguridad y calidad de vida, como buen servicio público que tendrían que ser el metro.
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