¿Cigarrito...?
He leído en diversos medios que el próximo 1 de enero entrará en vigor la que popularmente se conoce como ley antitabaco, que, entre otras prohibiciones, incluye la de fumar en los centros de trabajo cerrados y oficinas. También he leído que alguna consultora independiente ya ha cifrado en más de una hora el tiempo de trabajo que un fumador perderá al día si tiene que salir de su empresa para fumar, mientras que otras afirman que, al final del año, un fumador habrá destinado un total de 28 jornadas laborales al vicio de fumar.
Ante esta perspectiva, y aunque soy una de esas fumadoras pasivas de las que tanto se habla en los últimos años, estoy perpleja por lo que, en mi opinión, no supondrá sino una ventaja más para el colectivo de fumadores, en este caso de los fumadores trabajadores, que podrán salir a la calle para fumarse sus pitillos de turno mientras el resto de sus compañeros trabajamos sin descanso. ¿Nos premiarán los empresarios a los no fumadores con 28 días extras de vacaciones? Mucho me temo que, lejos de hacerlo, preferirán que invirtamos ese tiempo en asumir la merma de productividad que generen los fumadores. Vamos, lo que se dice un clima laboral cargado de "malos humos", eso sí, en unas oficinas libres de humos. ¿Seguro que no existen soluciones intermedias.