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La Eurocámara advierte contra el plan de Barroso de eliminar 70 leyes

Borrell cree que la propuesta puede causar problemas jurídicos

Andreu Missé

La reacción del Parlamento Europeo estaba cantada. La iniciativa que promueve el presidente de la Comisión, José Manuel Barroso, para eliminar 70 proyectos de ley, aún en trámite, y para revisar el acervo comunitario (80.000 páginas que recogen toda la legislación de la UE) para potenciar la competitividad provocó ayer una contundente respuesta de José Borrell y de los principales líderes de los grupos parlamentarios.

En el pleno de Estrasburgo, que ayer contó por primera vez con una representación de diputados rumanos y búlgaros, Borrell señaló que no tenía información sobre las leyes afectadas por la reforma propuesta por la Comisión y advirtió: "No conocemos qué textos son. Pero si su examen estuviera muy avanzado, podrían plantearse problemas jurídicos que el Parlamento quiere resolver".

En cuanto al fondo del asunto y frente al propósito de simplificar la legislación comunitaria que promueve la Comisión, el presidente se preguntó si en el proceso de construcción europea "no hacen falta algunas vigas maestras en nuestra casa por construir, sobre todo en materia fiscal y social. Hay que debatir estas cuestiones honestamente, sin apriorismos ideológicos y plena concertación institucional".

La iniciativa de Barroso, que ha creado una gran expectativa en numerosos sectores sociales y que hoy detallará y llevará al Parlamento, provocó también una rápida reacción de los presidentes de los grupos parlamentarios. Martin Shultz, presidente del Grupo Socialista, censuró que el Ejecutivo comunique antes sus planes a la prensa que a la cámara y consideró que era inaceptable que la Comisión actúe como un militar.

El presidente del Grupo Popular, Hans-Pert Potettering, manifestó que, aunque compartía la motivación de fondo de la Comisión, "no podían tirarse por la borda los acuerdos interinstitucionales". En la misma línea de rechazo, el dirigente verde, Daniel Cohn-Bendit, exigió a Barroso que pasase sus propuestas por la Cámara antes de decidirlas.

Parlamento más ágil

El debate sobre el proyecto de simplificar y mejorar la legislación comunitaria volvió ayer a potenciar el dinamismo que el Parlamento registra desde hace un año. El propio presidente destacó que en este breve periodo, "el Parlamento Europeo ha ganado en madurez, en legitimidad, en credibilidad y en visibilidad ante la opinión pública".

Esta semana, la Eurocámara será el foro de los asuntos más candentes, despiertan más preocupación y atascan el proceso de construcción europea, como son la aprobación de las perspectivas financieras para 2007-2013, la reflexión sobre la interrupción del proceso de aprobación de la Constitución europea tras los noes de Francia y Holanda y la apertura de las negociaciones con Turquía, el 3 de octubre.

Borrell llamó a la presidencia británica a hacer los esfuerzos necesarios para aprobar los Presupuestos. "Insto al Consejo", precisó, "a que haga sus deberes y llegue a un acuerdo durante la presidencia británica. Después será demasiado tarde o todavía más complicado".

Tras reiterar la urgencia que requería la aprobación del Presupuesto, subrayó que en última instancia, "de nada sirve un acuerdo del Consejo si no puede ser asumido por el Parlamento". Insistió en la urgencia de que la Unión Europea tenga un Presupuesto que pueda ser ejecutado a partir del 1 de enero de 2007.

El presidente reclamó un mayor protagonismo de la Cámara para afrontar la crisis de la Unión Europea. "El proyecto europeo", afirmó, "se encuentra en un punto muerto y el Parlamento Europeo debe contribuir poderosamente a superarlo". Recordó que el periodo de reflexión abierto sobre la Constitución "no es una pausa", como inicialmente se había recogido en las conclusiones del Consejo de junio. Para resolver la crisis actual anunció la conveniencia de invitar a los jefes de Estado y de Gobierno, "sobre todo de aquellos países en los que los resultados de los referendos fueron significativos".

Barroso, durante una conferencia en Bruselas la semana pasada.
Barroso, durante una conferencia en Bruselas la semana pasada.REUTERS

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