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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Colonia Marconi

Para los que vivimos en Marconi, no deja de ser sorprendente e indignante la situación en la que se ha visto el barrio desde su construcción. En un principio, una zona que se prometía como residencial "gracias" a la ayuda de unos fondos europeos para el fomento y desarrollo de la industria ligera, se convirtió en una isla de 1.000 viviendas, con sus habitantes abandonados a su suerte, sin servicios de ningún tipo y rodeados de delincuencia, droga y prostitución.

Esta situación se ha mantenido así desde hace seis años sin que nadie haya hecho nada por solucionarlo hasta el verano de este año, fecha en la que este barrio se ha convertido en algo así como un campo de refugiados.

Donde los ciudadanos que trabajamos honradamente y pagamos impuestos nos hemos visto obligados a identificarnos con una tarjeta para acceder a nuestra zona residencial, mientras que a escasos 200 metros, inmigrantes sin papeles ejercen la prostitución con toda impunidad a 20 euros el servicio (datos de su propio periódico) por 15 minutos de "trabajo", libres, eso sí, de impuestos y de ningún tipo de control fiscal. ¿No es ése suficiente motivo como para declarar esta actividad ilegal en vez de alegal? ¿De verdad tan complicada es la solución que nadie quiere asumir sus responsabilidades para solucionar el problema?

Mi mujer, con una carrera especializada, gana seis euros a la hora, de los cuales todavía habrá que descontar el IRPF, la seguridad social y además declarará a Hacienda, que somos todos menos estas personas.

Situaciones como éstas son las que le hacen perder a uno la confianza en el sistema, en los políticos que trabajan para nosotros, en la justicia, en el sistema policial que permiten que ciudadanos normales, con familias, con niños pequeños, asistamos día a día a espectáculos, no diré escandalosos, diré deplorables, porque después de ver las actuaciones y soluciones de quienes se supone que velan por nuestra seguridad y bienestar, ya no me escandaliza nada.

Yo creo que va siendo hora de que cada uno haga su trabajo como se tiene que hacer: el legislador, que legisle; el policía, que ejecute la ley, y el político, que trabaje para encontrar soluciones a los problemas de los ciudadanos, sin ruedas de prensa, sin discursos, sin fotos ni inauguraciones, sólo haciendo aquello por lo que le pagamos con nuestros impuestos. A cualquiera, en nuestros puestos de trabajo, se nos exigen responsabilidades de menor relevancia y consecuencias sin duda para los demás, y debemos cumplir, porque si no, nos jugamos la permanencia en él o la renovación de nuestro contrato.

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Ya vale de farsas. Instalaron una caseta para "marcar" a los vecinos y trabajadores de Marconi y un coche patrulla se apostó allí, no para vigilar la zona ni protegernos, sino para que no robaran o atentaran contra la polémica oficina de información.

Importan poco las 276 denuncias de la Policía Municipal por tráfico porque el problema no era ése. Todos los días salgo para ir a mi trabajo a las dos de la madrugada y jamás he sido interceptado para identificarme, y en los 500 metros de la calle de Resina que recorro hasta salir del polígono sigo cruzándome con busconas y yonquis; el recorrido para acceder a la A-4 dirección Madrid es una boca de lobo; el Salobral abre sus espantosas fauces debajo del túnel.

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