El eslogan del alcalde
Poco podía imaginarse el alcalde, Joan Clos, que su inicialmente criticado "de casa se surt pixat" daría la vuelta como una tortilla y sería utilizado estos días de fiesta por los ciudadanos que sí utilizan los lavabos portátiles para recriminar a quienes siguen "dirigiendo el chorro" -parafraseando de nuevo a Clos- hacia la primera pared que encuentran.
El jueves por la noche, cerca del escenario de la catedral, a escasos metros de una batería de urinarios portátiles que hubieran superado la prueba del algodón, una decena de personas coreabam el "de casa se surt pixat" a un turista ajeno a la polémica. La misma escena se repetía poco después en la calle de la Princesa, cuando con una buena dosis de descaro otro joven regaba un portal.
Lo cierto es que, por lo menos hasta ayer a última hora, los 311 urinarios portátiles aguantaron la fiesta no sólo limpios, sino también surtidos de papel higiénico. Y sin las antipáticas colas de espera. Incluso resistieron razonablemente aseados los ubicados en la Ronda de Sant Antoni, donde el público tomó 18.000 cañas de cerveza Moritz en tres horas.
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