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Columna
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Los nudos

Como siempre he querido ser capitán de barco, hace poco me compré una de esas cajas en las que salen todos los nudos marineros que existen: nudos de guardia marina, de calabrote, de trébol, de entalingadura, as de guía, nudo pescador, nudo por seno, san Francisco, nudo llano, de llave y de media llave, nudo de Prussik y el anagrama del PP. He aprendido a hacerlos y deshacerlos todos menos el último, que al estar formado con discursos en lugar de con cuerdas, es más complejo. Claro, porque los discursos son como los cables de los cascos del MP3: los enrollas, los dejas en cualquier sitio y cuando vas a usarlos de nuevo están hechos un lío, no se sabe ni dónde empiezan ni dónde acaban y, depende de por cuál lado tires, unas veces dicen una cosa y otras la contraria.

Fíjense, por poner un par de ejemplos de actualidad, en los nudos que se le han hecho al Partido Popular con el tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo y con el conflicto de la segunda cadena de Telemadrid. Con lo que respecta al primero, bastante embrollo tenían ya sus camaradas más sotanizados del partido conservador, donde cada vez es más complicado desatar la corbata de Ángel Acebes del alzacuellos de Antonio María Rouco, para que ayer dijera la presidenta de la Comunidad de Madrid que, en su opinión, el recurso que proyecta presentar su formación contra la ley que permite casarse a los homosexuales no le parece "ni oportuno ni bueno para el PP". Y eso que está convencida de que la ley "sin duda es posiblemente inconstitucional".

De acuerdo, de acuerdo: decir "posiblemente sin duda" es hacerle un nudo a la gramática, pero la cuestión es que Esperanza Aguirre se ha hecho disidente y eso no está mal. "Una sombra en el desierto es sinónimo de vida", dice el poeta Edmond Jabès. El nudo que la presidenta de la Comunidad de Madrid y otros miembros del PP le han hecho a la cuestión de los matrimonios homosexuales es un nudo de calabrote, es decir, trenzado y difícil de desenmarañar. O si no, vean: en la última reunión del grupo parlamentario, hubo una agria discusión entre el portavoz del PP en el Congreso, Eduardo Zaplana, y el jefe de Gabinete de Rajoy, Francisco Villar, que defendía a Celia Villalobos -quien había propugnado la conveniencia de que el PP no se opusiera a las bodas gays-, la cual había sido desautorizada por Acebes, al que se ha enfrentado el coordinador del Grupo de Lesbianas y Gays del PP, Javier Gómez, que le exige "que pare el recurso" a Rajoy y le ha pedido a Alberto Ruiz-Gallardón que le case con su novio, igual que lo han hecho otras parejas en municipios gobernados por el PP como el de Vitoria, donde el alcalde, Alfonso Alonso, tampoco comparte la postura de su partido y recuerda que en su Ayuntamiento ya se han celebrado bodas entre homosexuales y que, por tanto, "no tendría ningún sentido descasar a los que ya están casados". ¿Se dan cuenta? Ya se lo avisé, estos nudos de calabrote son muy enrevesados.

Lo del segundo canal de Telemadrid también es un nudo, pero de otra clase, y también ha hecho de Esperanza Aguirre otra cosa, concretamente una mujer pirata, como la de la película de Jacques Tourneur, sólo que en rubio y con crucifijo en lugar de espada. Aquí estamos, más bien, ante un nudo de trébol, de ésos en los que se forma un vaivén en el que la maroma igual va para un lado que para el contrario, de modo que la misma gobernanta que ha abierto 21 expedientes a otras tantas televisiones locales por emitir, según ella, ilegalmente, ahora hace lo mismo con el segundo canal autonómico, lo saca a las ondas, sin licencia, en versión analógica, desobedece la orden de interrumpir la transmisión ilícita y le roba la frecuencia 40 a Tele K. Y cuando Tele K vuelve a recuperar la frecuencia 40, Aguirre solicita del mismo ministerio que se ha pasado por el Arco del Triunfo que la ampare y detenga a los "piratas". O sea, que posiblemente sin duda, y tal.

En fin, que aquí sigo, intentando aprender a desatar el nudo del PP, al que he bautizado como nudo gallinero. No es nada sencillo. Debe ser porque, al estar compuesto por dos pes, la cosa se complica. Toda pareja es un triángulo imperfecto, como dice el escritor Carlos Fuentes.

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