_
_
_
_
_

Las discotecas de Barcelona piden transporte público y más vigilancia policial cuando cierran los locales

El sector reclama abrir hasta las siete para que la salida sea escalonada y la gente no se quede en la calle

Lluís Pellicer

La Federación Catalana de Locales de Ocio Nocturno (Fecalon) reclamó ayer que las administraciones pongan transporte público y más presencia policial a las cinco de la mañana, cuando cierran las discotecas. A esa hora, sostienen, las calles están inundadas de gente que no sabe dónde ir y que molesta a los vecinos. Además, volvieron a pedir que les dejen abrir hasta las siete para escalonar las salidas de los locales.

Los empresarios de restaurantes, bares musicales y discotecas creen "injusto" que se cuelgue a sus clientes la etiqueta de "incívicos" tras el debate público e institucional de este verano. También se sienten molestos por que el Ayuntamiento haya clausurado, según sostienen, 55 locales este verano. "Cuando la gente sale hace ruido, y de hecho a las cinco de la madrugada de un domingo en la calle de Aribau puede haber unas 4.000 personas", explicó el secretario general de Fecalon, Fernando Martínez.

La entidad se ha marcado un decálogo para negociar con las administraciones, en especial con el Departamento de Interior, la apertura de los bares musicales hasta las cinco -la normativa les obliga a cerrar a las tres- y las discotecas hasta las siete, en lugar de las cinco. Hasta que no ocurra, el sector reclama que se incremente el transporte público para que la gente no se quede esperando en la calle. Por ejemplo, un vecino de Sabadell no tiene servicio de Ferrocarrils de la Generalitat hasta las 5.45, uno que viva en la plaza de Molina hasta las 5.58, y quien resida en Mataró no tiene trenes de Renfe hasta las 6.17. "Los hábitos de la gente cambian. El fútbol termina a las once de la noche, entonces se va a cenar, y cuando se va a tomar una copa ya es de madrugada", afirmó Martínez.

A cambio, la Fecalon se comprometió a promover campañas que promocionen el consumo responsable de alcohol y procurar que los establecimientos cumplan las normas de insonorización. De hecho, ayer la federación presentó la campaña Diviértete sin molestar junto al Gremio de Restauración de Barcelona y la Asociación Catalana contra la Contaminación Acústica (ACCCA). Sus actuaciones arrancarán por la fiesta de la Mercè, cuando se repartirán carteles y posavasos y tres grupos de monitores recorrerán la ciudad para sensibilizar a los jóvenes.

Mesa arbitral

Los asociados a Fecalon, unos 800 establecimientos, y la ACCCA han puesto en marcha una mesa arbitral para resolver conflictos entre locales de ocio nocturno y vecinos. La mesa está formada por un integrante de cada entidad y un ingeniero técnico y decidirá la sanción que se impone a la empresa en caso de que origine molestias a los vecinos.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Sin embargo, el abogado de la ACCCA, Lluís Gallardo, sostuvo que sólo el 12% de las 2.000 quejas que ha recibido la entidad están dirigidas contra discotecas. De éstas, la mitad están motivadas por la falta de insonorización de los establecimientos y el otro 50% por el ruido de la gente cuando sale a la calle. "La mayoría de las denuncias que recopilamos se deben a conflictos vecinales", afirmó Gallardo.

Los empresarios buscan ahora llegar a un convenio con el Ayuntamiento de Barcelona para crear la figura del "mediador social para la convivencia", que debería reforzar la mesa arbitral e intervenir cuando se produzcan situaciones de conflicto entre las discotecas y los vecinos. La entidad también criticó la proliferación de vendedores ambulantes de bebidas, que dispensan latas de cerveza a 1 o 1,5 euros. "Esto no pasa tanto en otras ciudades de España

y promueve aún más el botellón", remachó Martínez.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_