Se busca coalición
¿Quién gobernará en Alemania? Tras las elecciones del domingo, nadie lo puede decir con certeza, y probablemente nada se aclarará hasta el 3 de octubre, día de la unidad alemana, una vez dilucidada la víspera la elección en Dresde, retrasada por la muerte de una candidata. En cualquier caso la ventaja de Angela Merkel quedará entre los tres o cuatro escaños, lo que convierte su victoria en lo más parecido a una derrota, mientras que el perdedor Gerhard Schröder se presenta como ganador. Cualquiera de los dos necesita el apoyo de dos grupos (liberales y verdes, que se rechazan mutuamente) para conseguir mayoría parlamentaria sin recurrir a la gran coalición. De momento, ambos hacen subir su propio precio de cara a una compleja negociación para formar un gobierno que puede ser de cualquier combinación de colores: negri-rojo, Jamaica, semáforo, o incluso de todos menos el nuevo Partido de Izquierda, como parecía sugerir ayer Merkel.
A la espera de lo que ocurrirá, lo que sí empieza a estar más claro es lo que ha pasado. Además de la mejor imagen y campaña de Schröder frente a Merkel, una parte del electorado socialdemócrata tradicional, desengañado con Schröder, ha vuelto a apoyarlo a última hora al ver la alternativa que se acercaba. Ha sido una reacción ante una derecha que despertaba recelos. La designación por Merkel de Paul Kirchof fue el gran error de la jefa de filas de la CDU, pues el oscuro jurista y profesor fue mucho más allá en la radicalidad de sus propuestas fiscales que el programa oficial, lo que alimentó el temor a una agenda oculta e impopular.
Empieza ahora ya no una guerra de posiciones sino de movimientos, en la que puede brillar Schröder, un consumado maestro en la destrucción de sus adversarios. No cabe descartar que se llegue a una gran coalición de democristianos y socialdemócratas sin sus dos águilas, aunque ninguno quiere ser el primero en ceder. Los alemanes están obligados a ser pacientes, más pacientes que los mercados de valores, que ayer bajaron en Alemania, y de divisas, con una nueva caída del euro.
Lo que ha resultado de las urnas es un rechazo a una reforma de sentido neoliberal o anglosajona del modelo de capitalismo renano. En la búsqueda de un nuevo pacto social, este resultado llevará a reformas socioeconómicas quizás más lentas pero sin duda más centradas, especialmente en materia de impuestos, pensiones y mercado laboral. También significa que Berlín no cerrará por el momento la puerta de la Unión Europea a Turquía como pretendía Merkel. Pero, tras el no francés a la Constitución Europea, que guarda similitudes con estas elecciones alemanas, la parálisis política europea sigue avanzando.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.