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Corea del Norte accede a desmantelar su programa atómico a cambio de ayuda

Pyongyang se compromete a volver "pronto" al Tratado de No Proliferación Nuclear

Tras dos años de desencuentros, Corea del Norte accedió ayer a desmantelar su programa nuclear, volver "pronto" al Tratado de No Proliferación (TNP) y admitir el regreso de los inspectores de la ONU. A cambio, logró el compromiso de EE UU de que no será atacado y de que recibirá ayuda energética. Aunque el acuerdo alcanzado ayer en Pekín carece de calendario, supone un importante paso para desactivar un potencial conflicto armado entre Washington y Pyongyang. El acuerdo empezará a concretarse en una próxima reunión en noviembre.

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"Las seis partes [que incluyen también a China, Rusia, Corea del Sur y Japón] han reafirmado unánimemente que el objetivo de las conversaciones multilaterales es la desnuclearización verificable de la península coreana de forma pacífica", recoge el comunicado conjunto hecho público en la capital china. Según el documento, Pyongyang se "compromete a abandonar todas las armas nucleares y programas atómicos existentes y volver pronto" al TNP, que abandonó en enero de 2003. Washington y Tokio han aceptado, además, normalizar relaciones con su rival.

El jefe de la delegación estadounidense y asistente al secretario de Estado, Christopher Hill, saludó el acuerdo, que culmina una semana de intensas negociaciones. "Es un buen pacto para todos, (...) una situación en la que todos ganamos", dijo. "Hemos dado un paso para desmantelar la estructura de la guerra fría y establecer un mecanismo de paz en la península coreana", añadió Song Min-soon, responsable de la representación surcoreana.

Aunque el régimen de Kim Jong Il ha conseguido que los otros países "reconozcan" su petición de conservar el derecho al uso civil de la energía nuclear, la declaración conjunta no va más allá en este aspecto. Tampoco ha sido resuelta la exigencia de Pyongyang de que le sea entregado un reactor de agua ligera -algo a lo que se negaba EE UU-, que ha sido dejada para más adelante. "Las otras partes han expresado su respeto y han acordado discutir en un momento adecuado", dice el texto.

Hill insistió, sin embargo, en que este punto sólo será abordado una vez que Corea del Norte regrese al TNP y permita la vuelta de los inspectores. La Administración de Bush, apoyada por Japón, argumentaba que no se puede confiar en Pyongyang a la hora de utilizar centrales nucleares civiles. Pero China, Corea del Sur y Rusia defienden que si Corea del Norte pone fin a su programa atómico militar y se somete a estrictas salvaguardias, podría tener un programa nuclear de uso pacífico en el futuro. El director general de la Organización Internacional del Energía Atómica (OIEA), Mohamed El Baradei, aseguró en Viena, en alusión al caso iraní, que el pacto muestra que el diálogo puede funcionar para resolver las crisis nucleares, informa Reuters.

Península desnuclearizada

La declaración de ayer establece que las partes llevarán a cabo el acuerdo según el principio de "compromiso por compromiso, acción por acción". La falta de un pacto podría haber forzado a EE UU a presentar la crisis ante el Consejo de Seguridad de la ONU, algo que para Pyongyang equivaldría a una declaración de guerra.

El texto recoge la afirmación de EE UU de que no cuenta con armamento atómico en la península y de que no tiene intención de atacar ni invadir Corea del Norte con armas nucleares o convencionales. A pesar de que el acuerdo supone un gran paso adelante tras tres años de enfrentamientos verbales, acusaciones y amenazas entre los dos países enemigos, Hill se mostró cauto, y advirtió de que ahora hay que ver "cómo se pone en práctica" y "lo que ocurrirá en los días y semanas que vienen". Las seis partes celebrarán una quinta ronda de conversaciones en Pekín en noviembre -la primera tuvo lugar en agosto de 2003-, en la que deberán comenzar a concretar los principios generales para el desarme norcoreano sentados ayer. "El que hayamos fijado un documento conjunto no significa que hayamos encontrado la solución a nuestros problemas", advirtió también Kenichiro Sasae, líder de la delegación japonesa.

Los países participantes en las conversaciones mostraron su disposición a suministrar ayuda energética al Norte, incluido un plan para enviar electricidad desde Corea del Sur.

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