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Joan Clos, de acuerdo con Transportes Metropolitanos de Barcelona, cree conveniente que las noches en las que se celebren grandes actos en la ciudad "sean los organizadores los que paguen el coste de la ampliación del horario nocturno del metro". Por ejemplo, partidos de fútbol o conciertos. Actualmente, el metro de Barcelona cierra las puertas a las doce de la noche, a diferencia de lo que sucede en otras ciudades menos sostenibles, donde el metro circula sin cesar y sin tener en cuenta lo hermoso que es ver como saltan los números de un taxímetro. Según leo, Clos considera que el metro es un servicio deficitario que pagamos todos los ciudadanos y que muchos de estos eventos enriquecen a los organizadores, por lo que es justo que también asuman costes.
Desde luego, razón no le falta. Y por eso, a partir de ahora debería ser la iglesia la que pagase la ampliación del horario del metro la noche de la Misa del Gallo. Vivimos en un Estado laico, pero los asistentes al oficio tienen el mismo derecho a ir en metro que los asistentes a un concierto de Bono. Es cierto que esa noche muchos descreídos salen a divertirse en lugar de a celebrar el nacimiento del Niño Dios. Pero es un riesgo que hay que correr, del mismo modo que los vecinos del barrio de Les Corts tal vez usarán el metro nocturno los días de partido aunque no hayan ido al campo. En cuanto a la noche de fin de año, creo que tienen que ser las salas de fiestas las que se rasquen el bolsillo. En cualquier caso, el Ayuntamiento no (porque el Ayuntamiento soy yo). A mí, esa noche, me parece detestable salir. Me quedo en casa viendo el discurso del Rey, que es como un monólogo de El club de la comedia pero sin risas y sin pared de ladrillos detrás. No veo por qué el Ayuntamiento (que soy yo) paga el metro en Nochebuena y, en cambio, no lo paga cuando voy al campo del Barça, que me resulta mucho más importante.
Veo correcto que el Ayuntamiento pague la ampliación del horario del metro siempre que haya una cacerolada. Es un acto multitudinario que muchas veces sucede de noche. Y el responsable, lógicamente, es el Ayuntamiento. Una cacerolada se hace para demostrar al consistorio que no ha hecho bien las cosas. Si lo hubiese hecho bien, no habría cacerolada. Es el único responsable. Y por supuesto, cuando se apruebe el nuevo Estatut, el consistorio ya estará obligado a pagarnos la ampliación del metro siempre. Aunque vayamos a raves clandestinas, fiestas privadas o after hours. Incluso deberá pagar si alguno de ustedes tiene un robo a medianoche y quiere volver en transporte público con el botín. La explicación es sencilla. Se publicó en la prensa que los de Iniciativa per Catalunya Verds-Esquerra Alternativa (ICV-EA) presentaron una propuesta de preámbulo al Estatut. En ella aludían al "derecho a la felicidad y al bienestar". Si el Estatut recoge nuestro derecho a la felicidad y el bienestar, nuestra felicidad y nuestro bienestar serán responsabilidad de los gobernantes. Y para muchos de nosotros la felicidad y el bienestar pasan por no coger un taxi cuando volvemos de las raves, las fiestas o los after hours.
En cuanto a los organizadores de obras de teatro en salas alternativas o de conciertos de jazz en pequeños locales deficitarios, también deberán pagar el transporte. Pero que no sufran. Con un taxi para los cuatro asistentes habrá de sobras.
moliner.empar@gmail.com
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