El aterrizaje de la musa de Aznar

Todo estaba minuciosamente preparado. En el salón de plenos de la Asamblea arreciaban las críticas de Rafael Simancas a la gestión de Esperanza Aguirre, cuando los servicios de prensa de ésta se pusieron en marcha. "En cinco minutos habla Lucía Figar". La nueva consejera de la Agencia de Inmigración era la sorpresa que Aguirre tenía preparada para reventar a la oposición, desviando la atención de la prensa hacia la recién nombrada. En las filas socialistas, reproches por la treta. Figar llevaba un par de horas esperando en un despacho hasta que recibió la indicación para salir a escena.

Y apareció la musa de Aznar. Con un sonrisa y cierta timidez, Figar se presentó como la nueva cara de Aguirre. "Fue el martes, durante un almuerzo privado con la presidenta, cuando se decidió mi nombramiento. Todavía no puedo explicar nada porque no sé ni qué estructura voy a tener", explicó. A falta de planes y presupuestos, Figar, a la que sus compañeros de partido definen como una "gran vendedora", dijo lo que se esperaba: "Madrid es una Comunidad con una tasa de inmigración cercana al 14 y 15%, lo que significan 700.000 personas, que esta región ha sabido acoger de manera ejemplar". Y añadió: "Cuando yo estuve en el ministerio, el Observatorio Europeo del Racismo y la Xenofobia realizó un informe que reflejaba cómo Madrid es una de las sociedades consideradas menos racistas y xenófobas. La inmigración es un fenómeno que va a ir a más y por tanto hay que poner ya las condiciones para que la plena integración de los inmigrantes se produzca en las mejores condiciones".

La aparición de la nueva consejera había logrado el efecto de distracción esperado. En las filas de la oposición se escuchó: "El nombramiento de Figar es propio de Aguirre: una cara guapa, próxima a Aznar, para una consejería sin presupuesto ni estructura".

Lucía Figar, de 31 años, pertenece al círculo más íntimo del ex presidente José María Aznar. Su currículo dice que Figar es miembro del PP desde 1995 y en 2003 ocupó su primer cargo de responsabilidad, al sustituir a la actual presidenta de la Asamblea, Concepción Dancausa, al frente de la Secretaría General de Asuntos Sociales en el Gobierno de Aznar. Durante su mandato fue aprobado el cuarto Plan de Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres, cuyo objetivo era incidir en la equiparación económica y en la lucha contra la violencia doméstica. Pero hay otros datos tan valiosos como estos que no figuran en él. Figar comenzó su carrera política como ayudante de Alejandro Agag, yerno de Aznar, en las juventudes del PP. Luego se convirtió en la novia de Carlos Aragoneses, entonces jefe del gabinete de Aznar. Hasta ayer trabajaba como responsable del equipo de asesores del grupo parlamentario del PP, a las órdenes de Eduardo Zaplana. Además, "ella es la madrina del nieto de Aznar".

Quienes han trabajado con Figar no ponen en duda su capacidad profesional y aseguran que detrás de esa cara guapa hay una mujer enérgica y dura en la negociación.

La sorpresa de Aguirre lo fue para todos, incluso para la consejera de Familia y Asuntos Sociales, Beatriz Elorriaga, la cual se enteró el pasado miércoles de que perdía las competencias en materia de Inmigración al escuchar el discurso de la presidenta y ayer, casi a la vez que todo el mundo, supo quién era su nueva compañera de Gobierno.

Aguirre reconoció a Fernando Marín, portavoz de IU, sus dotes de actor. "Lleva el ADN en la sangre, no hay duda", le espetó a Marín. "Pero para guionista de películas de enredo, nadie como Esperanza Aguirre", musitó un diputado socialista, en referencia al enredo que la presidenta había organizado con la llegada de Figar.