Zapatero afirma que la "guerra más noble" es la que se libra contra la pobreza

"El pueblo español cree que es posible construir un mundo sin miseria". El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se dirigió ayer en estos términos a los líderes reunidos en la ONU, en el marco de un debate sobre financiación del desarrollo, que culminó con esta afirmación: "El pueblo español cree que la lucha contra el hambre y la pobreza es la guerra más noble que la Humanidad puede librar". El rey Juan Carlos ensalzó el multilateralismo e insistió en la necesidad de la reforma pendiente de Naciones Unidas.

La bicefalia excepcional de la delegación española que participa en la cumbre del 60º aniversario de la ONU se salvó con esta división del trabajo y un protocolo que resolvió las relaciones con terceras personas. El Rey, como jefe de Estado, compartió mesa en el almuerzo con el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y con el secretario general de la ONU, Kofi Annan, en tanto que Rodríguez Zapatero se sentaba con otros jefes de Gobierno.

El compromiso español con la solidaridad internacional marcó el punto de intersección entre las intervenciones de los dos dirigentes, que Zapatero abordó como tema único dentro de una reunión de seguimiento de la cumbre sobre desarrollo celebrada hace tres años en Monterrey (México) y don Juan Carlos glosó en el contexto más amplio de un discurso global sobre la visión española de un orden internacional basado en el multilateralismo y tres pilares concretos: "La paz y la seguridad, el respeto de los derechos humanos y el desarrollo sostenible".

Tocaba al Rey representar la posición española dentro de esta cumbre, y, en consecuencia, además de reiterar la "firme voluntad de España de aumentar su compromiso con la erradicación del hambre y la pobreza", don Juan Carlos recordó otros empeños españoles: con el mantenimiento de la paz, en Haití, Balcanes y Afganistán; y contra el terrorismo, mediante "el pleno apoyo a la Estrategia Global de Naciones Unidas".

En coherencia con el concepto, que expuso, de un mundo en el que "ningún Estado puede pretender resolver por sí solo los retos y peligros comunes que amenazan la convivencia y el bienestar", el jefe del Estado centró buena parte de su intervención en la reforma de la ONU. Lo hizo con una enumeración de objetivos que dejó pocas dudas de que el compromiso alcanzado el martes es insuficiente.

Frente a la indecisión de los Estados miembros, don Juan Carlos abogó por el establecimiento de un Consejo de Derechos Humanos "más eficaz" y libre de las trabas que la actual comisión encuentra al incorporar a Gobiernos que no cumplen los principios de la Declaración Universal. También pidió que se revitalice la Asamblea General y se logre un Consejo de Seguridad "más democrático, más representativo", lo que, en lenguaje diplomático, quiere decir con más miembros rotatorios.

Apoyo a Annan

Las dos últimas prioridades del Rey se refirieron a la Comisión para la Consolidación de la Paz y al "fortalecimiento de la Secretaría General y la mejora de la gestión" de la ONU. Quedó claro que el Rey no culpaba de la situación a Kofi Annan, al que mencionó en dos ocasiones: cuando le atribuyó el mérito de haber organizado la cumbre y al agradecer su apoyo a la iniciativa española de la Alianza de Civilizaciones.

Ajena a este contexto, ya que su intervención quedó circunscrita en el ámbito de la ayuda al desarrollo, la épica desplegada por el presidente del Gobierno en torno a la lucha contra la pobreza merece ser moderada, antes que interpretada como una alternativa frontal a la primacía de la guerra contra el terrorismo declarada por Bush poco antes en la cumbre.

Zapatero recordó los compromisos adquiridos por su Gobierno de duplicar la Ayuda Oficial al Desarrollo en cuatro años, de elevarla al 0,5% del PIB en esta legislatura y al 0,7% en 2012, compromisos todos que no han logrado abrirse camino en las conclusiones finales de este encuentro.

También anunció que una quinta parte de esta ayuda se destinará a servicios sociales básicos y otro 20%, a los países más pobres, sobre todo de África. El presidente indicó que el Gobierno español aportará 240 millones de dólares, durante los próximos 20 años, al proyecto de la Alianza Global para Vacunas e Inmunización.