El himno

Tras un año de mandato hablando del sexo de los ángeles estatutarios, Manuel Chaves se ha dirigido al PSOE andaluz para decir que la educación es la prioridad de la legislatura. Ha hablado de la necesidad de renovar los colegios, de la apertura de más centros bilingües y de la estabilidad de los profesores interinos. Incluso ha hablado de arreglar las ventanas de los colegios cuando se rompen, y hasta de la falta de calefacción en las aulas. Parece que Chaves quiere una gestión sobre asuntos más pegados a la realidad. Este cambio de estrategia presagia que cualquier día los socialistas se ponen a divagar, y terminan diciendo que hay que construir residencias para ancianos con las que evitar que se mueran solos frente al televisor. Que hay que abrir más guarderías para que las parejas puedan compatibilizar la vida familiar y laboral; o que hay que buscar una alternativa al ladrillo para la financiación de los ayuntamientos, antes de que las listas electorales las hagan directamente los promotores inmobiliarios.

De momento, la educación es lo esencial. Aunque el presidente lo haya dicho justo al inicio del curso escolar, que es como anunciar la mejora de las carreteras en el inicio de la operación salida de las vacaciones, cuando ya has cogido el coche y te encuentras metido en el atasco. Ahora, tras la iniciativa de Chaves, hay que confiar en que ese apego a la realidad también alcance a Javier Arenas. Y que de la mano de los Andaluces por el cambio cierta dosis de raciocinio se instale en las filas del principal partido de la oposición. Arenas, tras constituirse en alternativa de él mismo al frente del PP, ha descubierto que esta formación política es incapaz por sí sola de ganar unas elecciones, y ha creado una plataforma. Hay dirigentes en el PP-A entusiasmados con la idea. Otros pondrían más tesón si el cambio también afectara al impulsor de la iniciativa. Andaluces por el cambio, incluido el cambio de Arenas.

Los políticos dedican un día a resolver la educación y los 364 restantes al Estatuto. Se fueron de vacaciones con un consenso del 90 por ciento y han vuelto sin ponerse de acuerdo ni en el título del Himno de Andalucía, que por lo visto no tiene denominación. Ni uno acaba de entender del todo que falta le hace un título al Himno. Los ponentes de la reforma, tras 16 reuniones sin consensuar una coma, han encontrado otro motivo de discordia: el título del Himno. Los ciudadanos estaban entusiasmados con un futuro en el que sus hijos tengan plaza en un único colegio y no separados obligatoriamente en colegios distintos. Un futuro donde los niños tengan comedor, transporte escolar y ordenadores para todos; con libros de textos gratuitos para una etapa sí y para la otra también. Incluso un futuro de colegios con ventanas -con sus cristales y todo-, con calefacción y profesores que no se ponen en huelga. Y entonces se les cae el mundo encima cuando sus políticos le recuerdan que el himno de Andalucía no tiene título. La consejera Cándida Martínez ha dicho que la educación en la comunidad pasará por fin de la cantidad a la calidad. Tras este debate sobre el título de himno, uno sospecha que a los políticos andaluces les debió coger de lleno la etapa de la cantidad. Y que aún les queda mucho para dar el salto a la calidad.