Los países ricos intentan imponer sus exigencias al presupuesto
Naciones Unidas cuenta con un presupuesto de 3.160 millones de dólares (unos 2.909 millones de euros) para el bienio 2004-2005. Estados Unidos es el principal contribuyente a la organización, con el 22% del presupuesto, de ahí que una de las prioridades de la Casa Blanca con vistas a esta cumbre sea pactar una reforma que permita renovar la gestión administrativa de la ONU y evitar casos de fraude como el destapado en el programa humanitario Petróleo por Alimentos para Irak. Sino, Washington amenaza con una drástica reducción de sus donaciones (341,4 millones).
Los países industrializados del norte son los que ponen el grueso del dinero que permiten funcionar a la ONU y los que intentan imponer sus exigencias. Japón, el segundo donante individual con 263,4 millones (el 19% del total), amena con rebajar su aportación financiera si no se reconoce su peso y por eso quiere un puesto permanente en el Consejo de Seguridad, para estar a la altura de Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido. Alemania, el tercero con 132 millones, reclama lo mismo. Y Brasil, el único país del Sur que se encuentra entre los 10 primeros (32,2 millones) contribuyentes, también pide otro asiento propio.
España aparece en el octavo lugar con una contribución de 34 millones de dólares, 10 veces inferior a la de Estados Unidos, y representa el 2,5% del total del presupuesto total. Si se tomara como referencia la aportación financiera de la Unión Europea en su conjunto, sería de lejos uno de los principales donantes. Alemania y Francia son los mayores contribuyentes al presupesto de la ONU, con 131,8 millones y 87,3 millones, respectivamente. Los diferentes intereses políticos en Bruselas impiden a España jugar en muchas ocasiones un papel a la altura de su peso financiero en el seno del organismo y hacerse escuchar con una sola voz.
191 Estados miembros
Las contribuciones de los 191 Estados miembros sirven para financiar el presupuesto ordinario de la ONU -gastos administrativos y programas de lucha contra el Sida, educación y asistencia humanitaria-. Se establecen en función de la capacidad de pago de los países, su renta y población. Ningún país puede pagar más del 22% del total. Y si hay atrasos en los abonos, se les puede sancionar con la retirada del derecho de voto en la Asamblea General.
Además, están los fondos que se aportan a las misiones de paz y operaciones humanitarias de emergencia. Los países pobres, por su parte, son los que se encargan de aportar los cascos azules que se despliegan en las misiones de mantenimiento y consolidación de la paz, como Bangladesh y Pakistán. La ONU tiene más de 62.000 militares y policías en este tipo de misiones, en las que participan más de 11.000 civiles. La mayoría están desplegados en África.
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