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Entrevista:Juan Antonio Yáñez | Embajador de España ante las Naciones Unidas

"La Asamblea General debe huir de los paños calientes"

Juan Cruz

Es la segunda vez que Juan Antonio Yáñez representa a España ante la ONU. En esta entrevista se refiere a la obligación que tiene esta institución de abordar su reforma con determinación, y reflexiona sobre la crítica relación entre EE UU y las Naciones Unidas.

Pregunta. ¿Con qué objetivos se organiza la cumbre? ¿Cuál es la actitud española ante esa cita?

Respuesta. Esta cumbre tiene una especial trascendencia, no ya por ser la cumbre del 60º aniversario, o por constituir la oportunidad de examinar los Objetivos del Milenio cinco años después de haber sido formulados, sino que es una ocasión para que la propia institución se someta a un examen sobre qué reformas debe abordar después de más de medio siglo de funcionamiento... Para España es un momento para reafirmar y renovar el compromiso con los valores que representan las Naciones Unidas, con el multilateralismo efectivo, que es algo muy profundamente sentido en España a distintos niveles... Ésta es nuestra posición, en cuanto país, y también en cuanto país miembro de la UE... Hay que decir que el actor principal de las Naciones Unidas, en cuanto al empuje con que se ha de llevar a cabo la reforma, es la UE.

"La guerra de Irak dejó heridas en la relación estadounidense con otros países, pero éstas han ido cicatrizando"
"Bush ofrecerá una recepción a los jefes de Estado y de Gobierno, y ahí se verán él y Zapatero"
"El actor principal, en cuanto al empuje con el que se debe llevar a cabo la reforma de la ONU, es la UE"
"EE UU no quiere ni oír hablar del Tribunal Penal si se contempla dentro del Estatuto de Roma"

P. ¿Cómo tendría que ser la reforma?

R. Es complejo. Todo el mundo se fija en el Consejo de Seguridad, porque es el centro de poder principal... El Consejo es un elemento importante, pero no debe focalizar la atención en el proceso de reforma... Hay muchas otras cosas... Los retos del desarrollo, de la seguridad, de los derechos humanos, del medio ambiente... Habría que marcar una especie de programa de acción para los próximos 10 o 15 años, al tiempo que se estudia cómo se reforman los mecanismos de funcionamiento para que la ONU pueda ejecutar ese programa de una forma más eficaz.

P. Viene la cumbre en un momento delicado para la ONU, por la situación de su secretario general, Kofi Annan...

R. El informe de la comisión designada por el propio secretario general ha mirado dentro de lo que ha ocurrido con los fondos del programa Petróleo por Alimentos. Hay que poner las cosas en perspectiva. Ese programa funcionó durante siete años y permitió a la población iraquí salir adelante. Fueron 60.000 millones de dólares, que se emplearon, en su inmensa mayoría, correctamente... Hubo utilizaciones torticeras de Sadam Husein y hubo, al parecer, y eso es lo más grave, defectos internos en el aparato administrativo que gestionaba ese programa. Eso es muy serio y tiene que corregirse.

P. ¿Y cómo queda la ONU después de este partido?

R. Ha sido un periodo difícil, estamos todavía en un momento complicado, y por eso tenemos la vista puesta en la cumbre, para que ésta suponga el principio de una nueva etapa en la que se superen las incertidumbres que hemos vivido. Aún estamos negociando los textos que han de ser aprobados en la cumbre, y hay aún dificultades y complicaciones. La UE está desempeñando un papel muy de vanguardia, en apoyo del presidente de la Asamblea, para que salga un texto de consenso que tenga suficiente carne, que sea sustantivo, no meramente paños calientes.

P. ¿Y hay ya algunos elementos sustantivos de esos textos?

R. Entre los proyectos de los que se habla puedo citar la creación de una nueva comisión internacional sobre consolidación de la paz; es decir, cómo puede ayudarse a aquellos países o regiones que salen de conflictos. Se trabaja también en la transformación de la Comisión de Derechos Humanos en un consejo con mayores poderes, más permanente y más activo. Se quiere crear una convención global contra el terrorismo en el mundo y se intenta hacer una más efectiva acción contra la proliferación de armas de destrucción masiva... Y se intenta también establecer los mecanismos de las reformas que han de operar en el seno interno de la ONU para establecer la autoridad de la propia organización y de su secretario general. Todo eso debería salir de esta cumbre.

P. ¿El informe presentado por el embajador de EE UU Bolton no es un jarro de agua fría para todos esos proyectos globales?

R. Es un informe encargado por el Congreso estadounidense, y lo ha elaborado una comisión que constituyen el antiguo senador Mitchell, demócrata, y el antiguo representante republicano Gingrich. Se titula American interests and UN reform (Intereses americanos y reforma de la ONU), ya el título lo dice todo. Contiene una serie de ideas muy interesantes, no todas aceptables, para el conjunto de los países miembros de la ONU. En todo caso, ése es el punto de partida de la posición de EE UU; y ahora el embajador Bolton ha presentado un conjunto de enmiendas que se incorporan a la discusión de la comisión que elabora los textos.

P. En total 750 enmiendas. ¿No son muchas?

R. Son muchas. Pero no sólo Estados Unidos está poniendo enmiendas, también el movimiento de no alineados y muchos otros países del Tercer Mundo. Y por eso la UE está sirviendo de un punto intermedio para tratar de buscar fórmulas de encuentro. Nosotros no compartimos muchas de aquellas enmiendas. Por ejemplo, cuando EE UU propone obviar todas las referencias a los objetivos del desarrollo del milenio, adoptado aquí por los jefes de Estado y de Gobierno con motivo de la cumbre del Milenio 2000. Es un acuerdo que debe reafirmarse.

P. Ése era el acuerdo del 0,7%...

R. Ése es un objetivo que en realidad viene de más atrás. Europa no sólo lo respalda, sino que ha adquirido ya una serie de compromisos de modo que pueda ir trabajando en esa dirección para que, en torno al 2015, se pueda ir haciendo realidad, al menos en lo que concierne a la UE. Y España, incluso antes del 2015, pretende haber llegado al 0,7% en ayuda al desarrollo.

P. Frente a eso, ¿qué propone Estados Unidos?

R. Parte de una filosofía diferente. Consideran que el desarrollo no se consigue con la ayuda a los países, sino con el esfuerzo de los propios países en desarrollo, y con el comercio. Sin embargo, en países menos desarrollados, sobre todo de África, sin un componente de ayuda al desarrollo es irrealista pensar que puedan salir del círculo vicioso del subdesarrollo.

P. A la luz de lo que acaba de ocurrir en Nueva Orleans y de las estadísticas sobre la pobreza en Estados Unidos, a lo mejor este país se lo piensa de nuevo.

R. Hay otra cosa que dicen los norteamericanos, y es cierto: esta sociedad puede ser muy generosa en la ayuda por canales privados, y han expresado esa generosidad muchas veces: con el tsunami, con lo que ocurrió en Sri Lanka, y la está habiendo en Nueva Orleans. Nosotros vemos que ese enfoque es muy dependiente de las catástrofes naturales o de los momentos de emergencia, nosotros creemos que hace falta un esfuerzo más sostenido para ayudar a esos pueblos a salir adelante.

P. También hay en esa propuesta norteamericana posiciones contrarias a la limitación de las armas nucleares...

R. Al contrario, están en contra de la proliferación, pero no quieren avanzar hacia el desarme. En otros países del Tercer Mundo es a la inversa. Y como casi siempre, la UE se encuentra en medio. Queremos trabajar a favor del desarme y a favor de la no proliferación.

P. ¿Y con respecto al medio ambiente?

R. ¿El cambio climático? Ahora en EE UU se nota una conciencia mayor con respecto a lo que supone el calentamiento de la atmósfera. Pero, todavía no comparte con la UE la vía del Protocolo de Kioto.

P. ¿Y el Tribunal Penal Internacional?

R. No quieren ni oír hablar del asunto si el tribunal se contempla dentro del Estatuto de Roma. Espero que cuando se consolide esa corte, se convenza de que es un elemento esencial de evolución del mundo. Ya hay 99 países que han ratificado el Estatuto de Roma.

P. Es su segunda cumbre en esta nueva etapa. ¿Cómo ve que ha cambiado la actitud de EE UU con respecto a la ONU? ¿Ha dejado la controversia de la guerra de Irak demasiadas cicatrices?

R. La guerra de Irak dejó heridas en su relación con buena parte de los países del resto del mundo y también con la ONU. Esas heridas han ido cicatrizando. Es verdad que si lo miramos con perspectiva, la idea de la ONU, e incluso su nombre, se le ocurrió a Roosevelt, en el año 42. Tiene la impronta de EE UU. Pero es cierto que el Gobierno y parte de la sociedad norteamericana han llegado a cierto grado de desencanto. Debemos mirar de frente a ver cómo podemos trabajar con EE UU, para que, sin que la ONU sea, como algunos pretenden, simplemente un instrumento de la política exterior norteamericana, tenga también en cuenta las necesidades y los propósitos del que sigue siendo un socio fundamental.

P. Y con España ¿qué tal van las cosas ahora?

R. Siempre he tenido la mejor relación con los representantes con los que he tenido que trabajar, y esperemos que así siga siendo.

P. ¿Y se encontrarán Zapatero y Bush, finalmente?

R. Habrá ocasión de que se vean, sin duda. El presidente Bush ofrecerá una recepción a los jefes de Estado y de Gobierno asistentes, y ahí se verán las caras.

Juan Antonio Yáñez, embajador de España ante las Naciones Unidas.
Juan Antonio Yáñez, embajador de España ante las Naciones Unidas.CLAUDIO ÁLVAREZ

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