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Reportaje:EL DEBATE DEL AGUA

Ecologistas al recuento de autobuses

Gran parte de los manifestantes ignoraban los motivos por los que oponerse al cambio de trazado y sólo reclamaban agua

Dos horas antes del inicio de la marcha, una decena de militantes de Ecologistas en Acción ya vigilaban tres puntos de entrada por carretera a la ciudad de Alicante para conocer de primera mano y sin intermediarios el seguimiento real de la convocatoria. "Sabemos de la manipulación que se hace de estos temas. Suponíamos que [la manipulación] iba a ser aplastante. Decidimos movilizarnos para tener datos buenos", explicó un portavoz de Ecologistas en Acción.

Un par de centinelas en el Polígono de las Atalayas, otra pareja en el scalextric por el sur y otro par en la carretera del puerto se encargaban del recuento de autocares, "inconfudibles" por sus pancartas.

Su recuento fue: 85 autobuses. Del total, 45 procedían de la comarca del Vinalopó; 6 de Valencia, y 34 de Murcia. Según apreciaciones de los miembros de la organización ecologista, la mayoría circulaba medio vacío; algunos con la presencia exclusiva del conductor. Fue el caso de dos de los vehículos procedentes desde Valencia.

Con silbato en ristre y tras la pancarta que situaba el lugar de procedencia de los movilizantes, muchos de los consultados coincidieron en su reproche: "No nos quieren dar agua". Pero pocos concretaron los motivos de su oposición al cambio de trazado. "No entendemos mucho [sobre el cambio de la conducción], pero nosotros queremos agua y, por esto, tenemos que hacer fuerza", remarcó Francisco Amorós, un agricultor de Villena.

Manolo Gómez, otro compañero de Aspe, que presentó como credencial sus manos encalladas, fue contundente con los motivos que le empujaban a manifestarse. "El coste del agua traída desde Cortes de Pallás estará pagada por los constructores y nosotros [agricultores]. Si la traen desde el Azud de la Marquesa, la tendremos que pagar nosotros", criticó. Juan García, bracero de Villena, relató que los pozos de Villena emanaban agua a la superficie, pero ahora, el líquido está a 600 metros de profundidad. Otro jornalero, José Antonio Azorín, le apuntó: "Nosotros siempre fuimos solidarios. Se llevaron nuestra agua a Benidorm y ahora estamos en la ruina".

Jerómino Agulló, agricultor de Elche, aseveró que "quieren agua que se pueda beber y no de la desembocadura que sólo lleva pis". Guillermo Caser, un agricultor de 81 años, sentenció: "La situación sin agua es muy complicada".

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