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CATÁSTROFE EN EE UU | La prensa

La mejor crónica se escribió a oscuras

'The Times-Picayune' ha sido la voz de Nueva Orleans a pesar de tener su sede inundada

Yolanda Monge

Después del Katrina, a The Times-Picayune se llega a través de las vías del tren. Entrando en coche por los andenes de la estación de ferrocarril de Amtrak -ahora reconvertida en prisión- y siguiendo la estela de los raíles se accede al periódico de Nueva Orleans. El agua hace imposible entrar en el numero 3.800 de Howard Avenue, casi enfrente del tristemente famoso Superdome. El diario más importante de Luisiana ha cubierto la mayor historia de su vida profesional a oscuras. Sin luz, sin teléfonos y obligados por el agua a dejar la redacción y los talleres al día siguiente del golpe del Katrina, hasta el viernes día 2 de septiembre el periódico salió a la calle a través de una página web: www.nola.com. Es ésta la primera interrupción de The Times-Picayune en su longeva vida desde su fundación, en 1837. Por su redacción han pasado escritores como William Faulkner. Su nombre se lo debe a una moneda española de seis centavos y un cuarto. Era eso lo que costaba el día de su nacimiento.

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Durante tres días, visitaron cada día esa página web millones de personas de todo el mundo ansiosos por saber qué ocurría en Nueva Orleans. Desde hace una semana, The Times-Picayune vuelve a estar a disposición en papel. Aunque su paginación es mucho menor y su futuro parece incierto. Debido a la pérdida -por ahora y entre otras razones- de su local, su tirada ha caído de los 269.000 ejemplares a apenas 50.000, tirada que desaparece en cuanto es puesta en circulación. Por ahora sólo se distribuyen en Baton Rouge y en los albergues donde se concentran los evacuados. Pero sus directivos parecen tener claro que el diario continuará. Como el profundo sur de EE UU, el periódico ha hecho historia. "Rotundamente no. Punto", aseguró a Associated Press Donald Newhouse, presidente de Advance Publications, la casa que lo publica. "The Times-Picayune no se venderá".

Falta de ley

Su primera portada al volver a estar negro sobre blanco fue: "Ayudadnos, por favor". Una mujer negra con las manos entrelazadas suplicando ayuda era su foto para debajo de un titular en letras inmensas. El subtítulo rezaba: "Tras el desastre, el caos y la falta de ley reinan en la calles". Una semana después de que The Times-Picayune regresase a su cita diaria por 50 centavos con sus lectores, el titular de ayer era muy distinto: "Nueva Orleans, ciudad fantasma". Otra información daba idea del tamaño de la tragedia vivida: "En camino, 25.000 bolsas para cadáveres".

Como una gran familia, toda la plantilla de The Times-Picayune pasó el azote del Katrina recluida en las instalaciones. Fue una propuesta del director del periódico, Jim Amoss, de 57 años. "No fue fácil, pero parecía ser lo más seguro", dice Amoss en conversación telefónica. En total, 240 empleados y algunos familiares, incluido un bebé de seis meses, se refugiaron en los pasillos del periódico. Hasta que el agua comenzó a subir. "Si nos quedábamos no sólo corríamos el riesgo de quedar atrapados, sino que tampoco podríamos hacer nuestro trabajo", dice Amoss, director de la publicación durante los últimos 15 años.

En la mañana del martes 29 de agosto se decidió que todo el mundo debía abandonar el edificio. Los periodistas hicieron acopio de todo lo que pudieron: ordenadores portátiles, blocs de notas, bolígrafos, cámaras de fotos... Y subidos en los camiones de reparto, los periodistas de The Times-Picayune comenzaron su propio éxodo. Algunos se refugiaron y trabajaron desde la Universidad de Luisiana, en Baton Rouge; otros, en la localidad de Houma (un centenar de kilómetros al suroeste de Nueva Orleans), donde el Houma Courier les prestó una sala de prensa y después les ha cedido sus imprentas.

Diez voluntarios

Pero 10 voluntarios dieron un paso al frente y se lanzaron a cubrir la historia de su vida inmersos en la anarquía y agua de Nueva Orleans. A pesar de que sus mundos se estaban derrumbando. A pesar de que no sabían qué había pasado con sus hogares. A pesar de que la mujer y el hijo de uno de los redactores estuvieron sin dar señales de vida durante cinco días. Cuenta Amoss que cuando los reporteros estaban trabajando, por unos instantes dejaban el ordenador o el teléfono y lloraban escondidos contra la pared.

Cuentan con una baja, la mayor pérdida: nada se sabe de Leslie Williams, un veterano reportero que se encaminó hacia la zona del golfo ante la inminente llegada del Katrina. Casi dos semanas después de su desaparición, todos consideran que ha dejado la vida intentando escribir su mejor historia. "Esa responsabilidad la llevo sobre mis espaldas", afirma consternado Amoss.

El titular que debía haber aparecido el día siguiente del Katrina era: "La rotura de los diques amenaza con inundar la ciudad". Nunca llegó a ser publicado. En su lugar, el periódico vio la luz en Internet con una versión PDF en la que había 17 artículos, un editorial -todo escrito por sus redactores- y 12 fotografías propias.

The Times-Picayune fue profeta en su propia tierra. Pero como ocurre con los profetas, nadie le escuchó. En noviembre del año pasado, el Cuerpo de Ingenieros del Ejército de EE UU solicitó 11 millones de dólares para fortalecer los diques. El presidente de EE UU, George W. Bush, amablemente les concedía cinco. El Congreso fue más generoso y elevó la partida hasta cinco y medio. Al día siguiente, el diario que lleva el nombre de una moneda española del siglo XIX, titulaba en primera: "El Cuerpo de Ingenieros alerta; los diques no están a la altura. Muchos no son tan altos como pensábamos". Lo que pasó después es historia.

El cadáver de un caimán yace en la localidad de Bay St. Louis, en Misisipi.
El cadáver de un caimán yace en la localidad de Bay St. Louis, en Misisipi.ASSOCIATED PRESS

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Sobre la firma

Yolanda Monge
Desde 1998, ha contado para EL PAÍS, desde la redacción de Internacional en Madrid o sobre el terreno como enviada especial, algunos de los acontecimientos que fueron primera plana en el mundo, ya fuera la guerra de los Balcanes o la invasión norteamericana de Irak, entre otros. En la actualidad, es corresponsal en Washington.

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