Un estudio concluye que entre el 25% y el 30% de las reclusas son gitanas
Granada acoge un congreso con 125 expertos en la cultura romaní
Entre un 25% y un 30% de las mujeres reclusas en España pertenecen a la etnia gitana, un porcentaje 20 veces superior a su representación en la sociedad, según el estudio Proyecto Barañí, que denuncia la discriminación que sufre esta etnia en España. Las conclusiones de este estudio fueron presentadas ayer en el congreso anual de la Gypsy Lore Society, principal asociación internacional dedicada a los estudios gitanos, que ha reunido ayer y hoy en Granada a 125 expertos en la cultura romaní.
Según el proyecto, España es el país europeo con mayor tasa de reclusión femenina (el 10% de la total). De las cerca de 4.000 reclusas encarceladas, entre 800 y 1.000 son gitanas, según el estudio, realizado entre los años 2001 y 2002.
Daniel Wagman, profesor experto en cultura romaní de la Universidad de Manchester y director del estudio, explicó que ésta representación es "muy superior a la de otros grupos étnicos tradicionalmente discriminados, como la población negra en los Estados Unidos o los aborígenes en Australia", lo que "indica un importante fracaso social, que requiere tomar medidas".
Con el ánimo de conocer y describir los procesos que llevan a mujeres gitanas a entrar en contacto con el sistema penal, los participantes en este proyecto realizaron 300 encuestas y una docena de entrevistas a mujeres gitanas, presas en las 12 cárceles con mayor número de mujeres reclusas en España.
El 77% de las mujeres gitanas penadas cumple condenas de entre tres y 15 años, con una pena media de 6,7 años. El estudio destaca que el 99% de las reclusas gitanas están presas por delitos relacionados con la droga, mientras que el 62% tiene familiares en la cárcel y un 45% tiene a su compañero preso. Añade que, a pesar de que los gitanos son un colectivo que requiere de medidas de reinserción socio laboral específicas, éstas no son contempladas por las cárceles.
Para Wagman, estas mujeres suponen "la punta del iceberg de problemas profundos, aún no resueltos, de prejuicios racistas, frente a los cuales la respuesta represiva resulta ineficaz y genera, además, efectos tremendamente destructivos para las personas, familias y la sociedad en general". Según el investigador, el principal problema es que "las autoridades españolas no reconocen que actúan con prejuicios racistas ante el colectivo gitano, a pesar de que ha favorecido la creación de asentamientos segregados alejados del resto de la población".
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