Aberrante
La Fiscalía de Sevilla ha solicitado que se rebaje la edad mínima de aplicación de la Ley Reguladora de la Responsabilidad del menor en casos de delitos graves. Interesa que se rebaje de 14 años, que es la edad establecida, a 12 años. Entre las razones que he leído se encuentra la "repulsa que, en la sociedad actual, conllevan determinados delitos". También la congestión judicial. No entiendo. Son causas exógenas y extrañas al menor. El menor no forma parte de la sociedad de manera activa. No interviene. Es intervenido. Cerremos, por un momento, los ojos. Pensemos en una persona de 12 años. En cualquiera. No es posible, por mucho que el pensamiento nos dé, que a esta edad se le pueda exigir un tratamiento penal. Podremos hacerlo desde el dolor sufrido por sus actos violentos o para poner al día los juzgados. Sin embargo, ninguna de estas razones busca la rehabilitación del menor, ni su incorporación a la sociedad. Menos aún cuando queremos que de mayor cumpla penas por hechos cometidos cuando era menor. Menos mal que los ancianos no pueden recuperar la juventud ni los incapacitados mentalmente su salud. De ser así puede que termináramos exigiéndoles responsabilidades por los actos cometidos durante su ancianidad, su Alzheimer o durante la esquizofrenia.
Son planteamientos que empiezan a enseñar que esta sociedad, por lograr un mal llamado bienestar, su bienestar, empieza a abandonar sus mejores valores. De ser así, es posible que algún día terminemos copiando en este punto el modelo americano. Un modelo en el que algunos estados no ven mal castigar a menores con la pena de muerte. Después de todo, si de lo que se trata es descongestionar juzgados, prisiones y eliminar alarma social, estos problemas desaparecerían si desaparece el menor.
A veces pienso, aunque no quiera hacerlo, que para tapar nuestras propias vergüenzas, nuestra ineficacia e incapacidad de generar proyectos que sean válidos para conseguir que los menores puedan ser mayores, somos capaces de abandonar ideas que hacen a esta sociedad mejor. Una sociedad capaz de responder con generosidad a las agresiones que sufre por aquéllos, que por circunstancias anormales, no son aún capaces de empezar a hacer una vida acorde con la sociedad en la que viven. ¿O sí?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.