Culla y Barcelona
Joan B. Culla ha publicado el mismo artículo (2 de septiembre de 2005) que yo hubiera escrito. Algunas de sus frases las he imaginado numerosas veces palabra por palabra. Soy un vecino de Ciutat Vella y también he visto al anciano con sus perros y sus gatos pulgosos, el joven jorobado y el quemado que se arranca las costras para que no cicatricen. Todo ello ante las miradas llenas de horror y compasión -cuando no manifiesto asco- de los cientos de turistas diarios que frecuentan el centro de Barcelona. Esta no es la ciudad que queremos. Primero, porque degradan su imagen externa y segundo porque dice muy poco de un consistorio que gasta ingentes cantidades de dinero en fastos innecesarios como el Fórum pero es incapaz de prestar la atención debida a los desamparados. Por cierto, el señor Culla olvidó a las prostitutas que recientemente se han instalado en la ronda de Sant Antoni -alguna de ellas por cierto embarazada-. Ellas contribuyen también a mantener la fama de Barcelona como una ciudad limpia, elegante, moderna y amante de sus vecinos.
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