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PSE y PP condicionan su apoyo a los presupuestos al cambio de la votación

La oposición exige que las enmiendas a la totalidad se vuelvan a votar de forma conjunta

El Gobierno afronta con dificultades la posibilidad de aprobar los presupuestos de 2006. Socialistas y populares, las dos principales fuerzas de la oposición, creen muy poco probable que haya cambios de política que les permitan respaldar las cuentas del próximo ejercicio. La vicelehendakari, Idoia Zenarruzabeitia, iniciará en breve un ronda de conversaciones con todos los partidos para hablar de números e intentar conseguir unos votos que el tripartito (32 de 75 escaños) necesita imperiosamente para aprobar las cuentas. PP y PSE acudirán a la cita, pero pondrán sus condiciones y la primera de ellas es un cambio en el sistema de votación parlamentaria del proyecto. Así lo señalaron ayer a este diario tanto Anton Damborenea, responsable de asuntos económicos del PP en la Cámara, como José Antonio Pastor, portavoz parlamentario de los socialistas.

La pasada legislatura, el entonces presidente del Parlamento, el peneuvista Juan María Atutxa, impuso, con el apoyo de los miembros de la Mesa de EA y EB, un cambio en la tradicional interpretación del Reglamento de la Cámara para variar el sistema de votación y facilitar la aprobación de las cuentas. Hasta 2001, las enmiendas a la totalidad al proyecto se votaban de forma conjunta. Atutxa decidió que se votaran por separado. Esta reinterpretación del Reglamento supuso que el voto de las enmiendas presentadas por SA, PP y PSE no se acumularan y las cuentas pudieran proseguir su andadura.

En 2001, tras seis plenos de bloqueo de la oposición, el Gobierno logró despachar por separado las enmiendas a la totalidad. Así, los presupuestos de 2002, y por la decisión de Atutxa de votarlos por trozos, se aprobaron mutilados, sólo para algunos departamentos. Estas cuentas fueron posteriormente declarado nulas por el Tribunal Constitucional, aunque con escaso efecto real.

La legislatura pasada estuvo marcada por este sistema de votación y las carambolas que propiciaron las sucesivas aprobaciones de cuentas. Las de 2003 se aprobaron por la tardanza en llegar a la votación del entonces portavoz popular, Jaime Mayor Oreja; las de 2004 se prorrogaron, y las de 2005 salieron adelante por el error en el sistema de votación de la parlamentaria socialista Irene Novales.Izaskun Bilbao, actual presidenta del Parlamento, tiene en sus manos corregir el sistema de votación impuesto por su antecesor en el cargo. En caso contrario, ello imposibilitaría de partida llegar a un acuerdo con socialistas y populares. Así las cosas, el tripartito dejaría el destino de sus cuentas en las exclusivas manos de los nueve parlamentarios de EHAK (siglas en euskera del Partido Comunista de la Tierras Vascas, la formación para la que la ilegalizada Batasuna pidió el voto en las elecciones de abril), que todavía no se ha pronunciado sobre sus planteamientos para esta negociación.

Los tres partidos que apoyan al Gobierno de Juan José Ibarretxe (PNV, EA y EB) cuentan con menos apoyos de los que dispusieron durante la pasada legislatura. Han bajado de 36 escaños a 32 de los 75 con que cuenta la Cámara.

Además del sistema de votación, los socialistas y los populares exigen un cambio general en la orientación de la política nacionalista para poder respaldar el proyecto. Damborenea asegura que su partido acudirá a la reunión con Zenarruzabeitia con tres preguntas claves: si habrá partida para Udalbiltza, si la habrá para los presos de ETA y sus familias y si se cambiará el sistema de votación. Una variación en estas tres cuestiones básicas será lo único que lleve a los populares a un diálogo más profundo.

"Si van a jugar al plan Ibarretxe y a la soberanía, no van a contar con nuestro apoyo. Todos los años se plantea lo mismo y dicen lo mismo", señala Damborenea, quien insiste en que los nacionalistas han hecho "trampas" los últimos ejercicios. Los populares se preguntan si el PNV quiere cambiar o cuenta sólo con Batasuna.

El PSE-EE asegura que acudirán a la cita con la vicehelendakari, pero recuerda que son oposición y no "el bastón del Gobierno para temas en los que no tienen mayoría". "Iremos con talante abierto y veremos que da de sí, pero es muy difícil que lleguemos a un acuerdo", señala Pastor.

El secretario de Organización del PSOE, José Blanco, reiteraba ayer la ya conocida idea de que su partido abrirá una ronda de contactos con formaciones de la oposición en el Congreso, que incluirá al PNV, con el objetivo de tratar de ampliar los apoyos con los que cuenta el Gobierno central, especialmente de cara a la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado.

Decisión propia

Esta voluntad manifiesta es completamente independiente, insisiten los socialistas, de la marcha de las negociaciones presupuestarias en Euskadi. Si ya la semana pasada el secretario general del PSE, Patxi López, indicó que los acuerdos en Euskadi no se cerraban en conversaciones con la ejecutiva federal del PSOE en Madrid, Pastor reiteró ayer esta premisa. Los socialistas vascos quieren ser autónomos para trazar su camino y la construcción de "redes de confianza" entre el PNV y otras formaciones, en palabras de su presidente, Josu Jon Imaz, no debe condicionar las relaciones políticas en Euskadi, ni la decisión presupuestaria.

El portavoz socialista considera que, además del cambio en el sistema de votación parlamentaria, el PNV debería dar un giro total a sus presupuestos, algo que aún desconocen. Pastor apunta la necesidad de variaciones en cuestiones como Sanidad, Educación, Cultura y la gestión de EITB.

Esperar al Constitucional

El pasado 28 de diciembre, el tripartito se preparaba para las elecciones autonómicas y para una prórroga presupuestaria. La fortuna, un error de voto y el entonces presidente del Parlamento, Juan María Atutxa, cambiaron su destino. Euskadi cuenta con presupuestos para el año en curso porque Atutxa no aceptó el voto "fuera de tiempo" de una parlamentaria socialistas, Irene Novales.La decisión fue calificada por el PSE-EE como un "pucherazo electrónico". Entendían que se había hurtado la voluntad de su parlamentaria. Pidió la repetición de la votación y Atutxa se negó alegando que había que "estar listos" a la hora de votar. La decisión contraria hubiera supuesto empatar a 37 escaños.

A los socialistas les quedaron dos recursos: la queja y el Tribunal Constitucional. Alegaron ante el alto Tribunal una vulneración del artículo 23 de la Constitución. José Antonio Pastor, portavoz socialista en el Parlamento, asegura que se mantienen a la espera de sentencia, pero cree sin dudar que el Constitucional les va dar finalmente la razón.

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