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Reportaje:

Bienvenidos al derroche

Numerosos pueblos cuentan en sus fiestas con 'guerras' en las que se lanza agua y comida

Ignacio Zafra

La Pobla del Duc (2.600 habitantes), ocupa desde ayer, día inaugural de la festa del raïm, su lugar en el mapa del derroche de las fiestas populares valencianas. A las siete de la tarde, el Ayuntamiento repartió 20.000 kilos de uva entre vecinos y visitantes dando por estrenada la batalla festiva.

El alcalde, Natalio José Navarro, del Partido Popular, declaró que la festa del raïm pretende ser un homenaje a los agricultores. Navarro no ocultó, sin embargo, que la idea surgió de la voluntad de "buscar un gancho, parecido a la Tomatina de Buñol" que atraiga la atención sobre la población de La Vall d'Albaida.

La Pobla del Duc imita a Buñol, que hoy celebra la Tomatina tras alcanzar en la edición pasada 40.000 asistentes y 130.000 kilos de tomates, pero su caso no es excepcional. Casi todas las comarcas valencianas poseen algún municipio cuyas fiestas incluyen, como elemento central, guerras a base de comida o agua.

Uno de los últimos casos, y uno de los más raros, lo protagonizó recientemente Benicarló (El Baix Maestrat) al inventar el "concurso de lanzamiento de jamones". Las reglas eran sencillas: Los participantes, distribuidos en categorías masculina y femenina, debían lanzar un jamón de cuatro kilos lo más lejos posible.

El alcalde, el socialista Enric Escuder, explica que la iniciativa partió de la peña El Metxero y fue apoyada, como las demás, por el Consistorio. Escuder añadió que sólo se utilizó un jamón, "una paletilla", y que el lanzamiento ganador superó los 10 metros.

La peña El Metxero de Benicarló es igualmente la inventora de la Globotà: Se rellenan de agua decenas de globos de distinto tamaño que se utilizan como munición, aunque también, según Escuder, se "intenta crear una cadencia musical" con el sonido de los globos al reventar.

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La utilización lúdica del agua en un tiempo de sequía, restricciones y enfrentamientos a cuenta de los trasvases, ha sido el elemento festivo más polémico del verano.

Con una larga tradición, las banyades han sido eliminadas en 2005 en numerosas poblaciones. Otras la han mantenido a pesar de las protestas de agricultores y ecologistas. La Torre de les Maçanes (720 habitantes, L'Alacantí), gobernada por el Bloc Nacionalista Valencià, la celebró el 15 de agosto. Hay quien no ha dejado de destacar que dos días después de la banyà un incendio, aparentemente intencionado, arrasó 165 hectáreas de bosque en el término municipal.

La Llosa de Ranes (La Costera) destinó unos 6.000 litros de agua a la misma fiesta el pasado fin de semana. El concejal responsable, del PP, consideró que el acto era divertido y que en él no se desperdiciaba demasiada agua.

Puestos a buscar justificaciones, el alcalde de La Pobla del Duc, Natalio José Navarro, afirmó ayer que el derroche, quizá innecesario, de la festa del raïm podría tener también una lectura "reivindicativa": La de denunciar "lo mal que se les paga la uva a los agricultores" comparado con el precio que se le cobra al consumidor.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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