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Reportaje:LEYENDAS | Verano 2005

La venganza de la mujer serpiente

La Tragantía, encerrada en el castillo de Cazorla, atemoriza a los más pequeños cada noche de San Juan

Sin lugar a dudas, la leyenda de la Tragantía se ha convertido en el mito más arraigado en la ciudad de Cazorla (Jaén) y su comarca. Una leyenda que se ha transmitido de padres a hijos y que entremezcla notas de historia con otras más propias de los rituales mágicos. Los sucesos a los que hace referencia se remontan a la presencia de los árabes en la provincia jiennense.

El enclave privilegiado de este municipio, a las puertas del Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas, lo convertía en una plaza fuerte, que por entonces estaba ocupada por los árabes. Dominando la peña y sobre la ladera en el que se asienta el pueblo, el castillo de la Yedra servía para avistar a las tropas cristianas, representadas por el adelantamiento de Toledo, que se encontraba a una jornada y media de distancia.

Fue entonces cuando el gobernador de Cazorla, cuyo nombre no ha llegado hoy día y al que se le conoce popularmente como "el rey moro" mandó desalojar la ciudad para proteger a su habitantes. El pueblo se dirigió hacia Quesada, con el objetivo de resistir el duro asedio que se avecinaba.

La ciudad quedó desierta y en el castillo aguardaban para la lucha las tropas, junto al rey y su hija, una bella joven que se resistió a dejar sólo a su padre. Para protegerla y sin que nadie lo supiera, el rey acordó encerrarla en el entresijo de mazmorras secretas del castillo, dejándole víveres suficientes hasta el momento de su liberación, una vez que hubiese finalizado la lucha.

Sin embargo, la batalla fue más dura de los esperado y las tropas árabes sucumbieron ante el avance cristiano, sin que el rey pudiera desvelar el paradero de su hija antes de morir. Ésta aguardó en los humedales del castillo sin más compañía que la de las ratas y las culebras de las mazmorras.

La desesperación se adueñó pronto de la princesa, quien en su encierro no conseguía diferenciar el día de la noche. Pronto perdió la esperanza al escuchar las voces de las tropas cristianas y mientras deseaba su muerte ante la pena de haber perdido a los suyos, un profundo sueño se apoderó de ella. En éste, varias culebras se le acercaban, rodeando su cuerpo, y una llegó a besarle en los labios. Fue esta alucinación la que le despertó con un temblor frío y húmedo que la horrorizó cuando, al tocarse la cintura y sus piernas, se dio cuenta que se había convertido en una mujer serpiente: la Tragantía.

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Resignada ante su desgracia, juró vengar a los suyos y una noche al año sale de su escondite para devorar a los hijos de los cristianos. Desde entonces y según recogen los escritores cazorleños Juan Antonio Bueno y Manuel Molina, autores de Cuentos y leyendas de la Sierra de Cazorla (Editorial El Olivo, 2003), cada 24 de junio, noche de San Juan, la Tragantía despierta de su letargo y recorre las calles de Cazorla en busca de jóvenes con los que alimentarse.

La leyenda cuenta que sólo un cántico (Yo soy la Tragantía/ hija del rey moro,/ el que me oiga cantar/ no verá la luz del día/ ni la noche de San Juan), pronunciado por los jóvenes de la zona, pueden librarles del monstruo. Esta leyenda ha dado lugar a la fiesta de la Tragantía en Cazorla que se ha convertido en una atractivo turístico más para la zona. Procesiones de luminarias, el baño con el agua de la fuente del pueblo y otras actividades nocturna alrededor del castillo de la Yedra reviven el mito.

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