Invocando a Eolo
Con el fin de que antes de 2010 el 30% de la electricidad y el 12,1% de la energía primaria consumidas en España procediera de fuentes limpias y alternativas al petróleo y a sus derivados o las centrales nucleares, el Consejo de Ministros aprobó el pasado viernes el nuevo plan de energías renovables, que viene a sustituir el de 1999. La realidad es que a mitad del recorrido, en 2005, sólo se ha cubierto el 28,4% de lo previsto en aquel plan y que la energía eólica, la solar y las centrales de biocombustibles no están alcanzado el desarrollo deseado. El Gobierno de Zapatero pretende ahora dar un impulso definitivo a esas fuentes de energía limpia con una inversión directa de 680 millones de euros y la autorización para que otros 4.956 millones salgan de los bolsillos de los ciudadanos, a través de un incremento del 0,6% en la tarifa eléctrica media. El resto, la mayor parte hasta una inversión total de 23.598 millones de euros, corresponderá a inversión privada.
Disminuir el consumo de petróleo y de sus derivados es obligado, no sólo por el aumento de su precio, sino también porque es la única forma de acercarse al cumplimiento del Protocolo de Kioto y a la reducción de gases que colaboran a acelerar el cambio climático. El parón nuclear de 1983 descarta la construcción de nuevas centrales, aunque las existentes han ido incrementando estos años en más de un 8% su potencia inicial, mediante modificaciones de diseño y mayores rendimientos de sus reactores. La única solución, en tales circunstancias, y que cuenta con un amplio consenso social, es desarrollar la producción y consumo de energías renovables. Quienes hayan viajado este verano por España habrán visto como han crecido en muchos lugares los espectaculares campos de molinos de viento, generadores de energía eólica. Por desgracia, el uso de la energía solar, los biocarburantes y de la biomasa para producir electricidad está mucho más retrasado. Los objetivos marcados para 2010 están lejos y España sigue por detrás del esfuerzo que se están haciendo en otros países europeos. Ésta es la ocasión para cambiar el paso. El Gobierno está dando un pequeño salto. Los ciudadanos nos estamos rascando el bolsillo. Ahora sólo falta que el mercado dé también un empujón.
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