El Depor, varado y en su peor momento económico

Nadie en A Coruña hablaba ayer de fútbol ni del futuro del Deportivo, que se ha quedado fuera de Europa por vez primera desde 1999 y justamente en el peor momento para la economía del club. Los dirigentes, los técnicos, los jugadores y los aficionados pasaron por alto los errores defensivos y la falta de aplomo de su equipo para manejar un marcador favorable (2-0 en el turno de Riazor) en el Velódromo, de Marsella, donde cayó el martes por la noche ante el Olímpico por 5-1 tras recibir cuatro goles en los últimos 25 minutos. Todos los comentarios iban dirigidos contra el árbitro del encuentro, el ruso Nikolai Ivanov.

"A su lado, los colegiados españoles son galácticos", ironizó el entrenador, Joaquín Caparrós. "No es por pegar la llorada, pero fue sangrante", resumió Munitis, quien salió del estadio con 11 puntos de sutura y 16 faltas en el cuerpo sin que sus protestas lograsen convencer a Ivanov de que castigase la dureza del rival.

El Depor, sin embargo, acabó con nueve jugadores. Duscher fue expulsado en el minuto 12, junto al francés Ribery, únicamente por interponerse en una pequeña reyerta. Y Capdevila, justo antes de la goleada del Olímpico, por desplazar la pelota tras una falta de Acuña, una acción que le costó la segunda tarjeta amarilla.

El clamor contra el árbitro sirvió de bálsamo para el desconsuelo de una afición que empezaba a salir del estado depresivo en que la sumió el curso pasado.

En lo que va de verano, el Depor de Caparrós había despertado tímidas ilusiones. Se deshizo con autoridad del Newcastle en las semifinales de la Copa Intertoto y llegaba a Marsella con dos goles de ventaja. El cambio en el banquillo, tras la larga etapa de Javier Irureta, parecía haber enardecido a los jugadores, que asumieron con entusiasmo el fútbol urgente y la actitud peleona que les proponía su nuevo preparador. Pero en Marsella comprobaron que esa puesta en escena puede tener sus costes.

Allí se dejó el Depor todo el capital de esperanza acumulado en las últimas semanas. A no ser que el club sorprenda con algún fichaje, el deportivismo comenzará la temporada del mismo humor sombrío con que despidió la anterior.