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Cuatro soldados de EE UU mueren en un ataque en Afganistán

Cuatro soldados estadounidenses murieron ayer en el sur de Afganistán tras la explosión de una bomba colocada junto a una carretera, en un ataque reivindicado por los talibanes. Unas horas más tarde, dos funcionarios de la Embajada de EE UU en Kabul resultaron heridos cuando su vehículo fue atacado cerca de la capital afgana.

Cuando intentaban socorrer a sus compañeros, tres soldados estadounidenses resultaron heridos por la explosión de otras bombas. Los militares estaban efectuando labores de seguridad en el distrito de Dai Chopan, en la provincia de Zabul, relacionadas con las elecciones legislativas previstas para el 18 de septiembre. "La misión de la unidad formaba parte de una operación mucho más amplia para acabar con las fuerzas enemigas y crear un ambiente más seguro durante las elecciones", dijo un portavoz estadounidense.

Durante la última semana, en la que comenzó la campaña electoral para los comicios generales, el Ejército estadounidense, que tiene desplegados 20.000 soldados en Afganistán dentro de la operación Libertad Duradera, ha sufrido siete bajas mortales en ataques atribuidos o reivindicados por los talibanes, que continúan muy activos en el sur y el este del país.

El año 2005 se ha convertido en el peor para el Ejército estadounidense desde 2001, cuando, tras los atentados del 11-S, Washington lanzó una ofensiva para expulsar del poder a los talibanes que daban refugio y cobertura a Osama Bin Laden. Desde enero han muerto 74 soldados -47 de ellos por fuego enemigo-.

El número de víctimas mortales comparado con el número de soldados desplegados (1 por cada 243) es actualmente superior al de Irak (1 por 265). En dos meses de 2001 murieron 12 soldados, en 2002, 43; en 2003, 47; en 2004, 54; y, en ocho meses de 2005, han fallecido 74. Los talibanes han sufrido cientos de bajas mortales en combate con fuerzas estadounidenses o con soldados del nuevo Ejército afgano.

"Hay una mayor sofisticación en los ataques de los rebeldes. El año pasado, sólo el 40% de las bombas artesanales alcanzaba su objetivo; ahora esa cifra se ha elevado hasta el 90%", explica un responsable de la Oficina para la Seguridad en Afganistán (Anso), un organismo encargado de las condiciones de seguridad en el país para las ONG.

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"Hay más violencia y hay elementos que quieren volver. No podemos negarlo", dijo por su parte esta semana el nuevo embajador de Estados Unidos en Afganistán, Ronald Neumann, en referencia al aumento de los ataques por parte de los talibanes o de elementos cercanos a la organización terrorista Al Qaeda.

En Kabul, un portavoz de la Embajada estadounidense, Michael Macy, confirmó que dos miembros del personal de la legación habían resultado heridos en un ataque en los alrededores de la capital afgana.

Por otra parte, militantes talibanes mataron a un clérigo progubernamental cuando estaba pronunciando una oración en una mezquita de Kandahar, la principal ciudad del sur del país. Hombres armados han asesinado este año en el sur del país a varios clérigos que han predicado a favor de las elecciones o en contra de los talibanes. En junio, Mawlavi Abdulá Fayaz, el responsable del consejo religioso de Kandahar y muy crítico con las milicias radicales, fue asesinado y 20 personas murieron durante un atentado en su funeral.

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