Un pellizco inmobiliario en Westminster
Renta Corporación, que compra y transforma edificios, lleva a Londres su plan de expansión
Durante años, los viandantes que recorrían el Passeig de Gràcia de Barcelona se acostumbraron a pasar por delante de la sede española de la multinacional química Basf. Aquel antiguo edificio se prepara para acoger a partir de ahora viviendas de lujo. Esta sonada operación, anunciada a finales de 2003 y valorada en 75 millones de euros, fue la que puso definitivamente en el mapa inmobiliario a Renta Corporación, especializada en la adquisición y transformación de edificios. La empresa que preside Luis Hernández Cabanyes protagoniza una historia de crecimiento agresivo que quiere culminar en salida a Bolsa en 2007. Ahora acaba de poner su pica en Westminster.
El grupo catalán, participado por el fondo 3i y que quiere salir a Bolsa en 2007, ha ampliado su negocio a la transformación de suelo
El edificio de oficinas que la empresa ha comprado este verano en Londres, por el que ha pagado unos 20 millones de euros, está ubicado junto al Parlamento británico y ha sido la primera adquisición en un mercado "atractivo para nosotros por su elevada liquidez", según la compañía.
Londres, al igual que París, estaban desde hacía tiempo en el punto de mira de Renta Corporación, que nació hace 15 años pero que sólo despegó en su expansión a partir de 2000. La compañía, que por ventas se ubica en el número 15 de entre las inmobiliarias españolas, considera ambas ciudades "mercados clave, estratégicos" donde cree que puede exportar el modelo de negocio que ha practicado en España.
La anteriormente denominada Renta Antigua nació con la rehabilitación residencial como primer negocio, que hoy representa todavía un 61% del negocio total y que este ejercicio se prevé en 380 millones de euros; amplió luego sus actividades con la transformación de edificios, que pesa ya un 35% en la tarta de ingresos; se ha propuesto este año tener también presencia en la transformación de suelo, actividad todavía testimonial que aspira a suponer un tercio de la facturación; y quiere igualmente abrir una brecha en la construcción de obra nueva.
Diversificación y expansión
Este proceso de diversificación se realiza en paralelo a la expansión geográfica, básicamente concentrada en Madrid y Barcelona, pero también en otras ciudades como Sevilla, Málaga o Palma de Mallorca. La actividad internacional, que por el momento se limita a las capitales británica y francesa -en esta última, cuenta con una decena de edificios- aporta poco más del 5% de los ingresos. En los planes de la empresa figura elevar este porcentaje al 20%.
La compañía, cuyo capital está controlado en un 80% por fundadores, familiares del presiente y directivos, viene creciendo a un ritmo elevado, al calor de la expansión del caldeado mercado inmobiliario español. De 2000 a 2004, el beneficio neto dio un salto de 2 a 22 millones de euros, mientras los ingresos han aumentado de 28 a 229 millones.
El gran interrogante es hasta qué punto puede sostener Renta Corporación este ritmo, que de un año a otro ha visto crecer sus magnitudes entre un 30% e incluso el 50%. La vicepresidenta del grupo, la ex ministra Anna Birulés, que fichó por Renta Corporación el año pasado con el encargo de diseñar la estrategia de expansión y desarrollo corporativo del grupo, se muestra convencida de que "a corto y medio plazo" sí es posible mantener el empuje. Birulés niega que la diversificación hacia nuevas actividades, y en particular la transformación de suelo, sea síntoma de agotamiento del modelo. "El modelo no se agota, porque la rehabilitación residencial y la transformación de edificios también acelerarán su crecimiento", asegura.
La transformación de suelo -actividad que consiste en ocuparse de la tramitación urbanística previa a la promoción y también a la construcción de obra nueva y división de la que se encarga el ex director general de Arquitectura y Vivienda de la Generalitat Francesc X. Ventura- se beneficia indirectamente de los cierres de algunas industrias que se deslocalizan o no resultan rentables.
En Cataluña existe malestar sindical por las empresas que cierran plantas aduciendo pérdidas y luego ponen los terrenos de la fábrica en venta, a precio de oro por la revalorización de los terrenos, caso, por ejemplo, de la antigua Miniwatt en Zona Franca, que anunció su cierre, en un proceso que culminaría en la venta de los terrenos de la fábrica.
La entrada de 3i
Renta Corporación, que este año lleva invertidos 170 de los 300 millones de euros previstos para esta partida, quiere seguir creciendo hasta alcanzar, como listón, los 600 millones de euros, en un plazo de dos años. A raíz de sus inversiones, la deuda neta que tiene asciende a 166 millones, frente a unos fondos propios, en 2004, de 60,8 millones.
El año pasado, para inyectar fondos con que impulsar la expansión y para dar también "mayor visibilidad y credibilidad en los mercados" a la compañía, entró el fondo 3i en el capital.
Esta firma británica, que sentó en el consejo de administración al financiero Carles Busquets (propietario a su vez de un 1,5% del capital), controla desde hace un año un 10% de las acciones. El precio al que entró (20 millones) supuso una valoración de los recursos propios de la empresa que dirige Josep Maria Farré en 200 millones de euros, cuando el beneficio en 2003 era de 14 millones y en 2004 se esperaban alcanzar los 22 millones.
Esta apertura del capital a un socio financiero es, según han reiterado Birulés y Herández Cabanyes, un paso adelante hacia la Bolsa, "siempre que las condiciones de mercado sean las adecuadas".
Otros pasos en esta línea han sido la incorporación de dos independientes al consejo de administración -el profesor de IESE Pedro Nueno y el economista César Gibernau- o la creación de sendas comisiones de auditoría y de retribuciones y nombramientos. Anna Birulés, que regresó al sector privado en Renta Corporación dos años después de abandonar la política activa, preside ambas comisiones.
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