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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Gesto del Polisario

El Frente Polisario dejó ayer en libertad a los últimos 404 prisioneros de guerra marroquíes que mantenía en su poder. En un acto celeb

rado en Tinduf, y con la significativa presencia del senador Richard Lugar, presidente de la Comisión de Exteriores del Senado de EE UU, las fuerzas saharauis ponen fin a la larga cautividad de unos prisioneros capturados durante la guerra con Marruecos que concluyó hace más de tres lustros. El Polisario realiza así un acto de buena voluntad que pone fin a una situación trágica y sin sentido que sufrían más de dos mil soldados marroquíes desde hace dos décadas. El gesto de Tinduf debiera tener su reflejo en la política marroquí, poniendo fin a las continuas sobreactuaciones de su policía contra los independentistas en el Sáhara y su política de negación ofendida hacia esfuerzos externos de generación de confianza, como puedan ser las abortadas visitas de parlamentarios españoles.

Ayer, el rey Mohammed VI concedió audiencia al senador Lugar, presente en los actos de Tinduf por deseo del Gobierno norteamericano y recién llegado de una entrevista con el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika. Es muy evidente el protagonismo norteamericano en estos últimos movimientos en las difíciles relaciones triangulares entre Marruecos, Argelia y el Polisario. Estados Unidos tiene un claro interés por rebajar las tensiones entre Marruecos y Argelia, el principal aliado y apoyo con que cuenta el Frente Polisario, todo ello en aras de una mayor coordinación de la lucha contra el terrorismo internacional en el Mediterráneo. El acto de Tinduf se inscribe en la lógica estrategia del Frente Polisario de intentar ganarse el favor de Washington, cuyo Congreso había solicitado la liberación de los prisioneros marroquíes. El Polisario quiere dar renovado relieve internacional a sus demandas tras un periodo de reforzamiento de la posición marroquí, también por la mejora de las relaciones del Gobierno socialista de España con Rabat. El nuevo Tratado de Pesca entre Marruecos y la UE, que afecta a aguas saharauis y el Polisario ha calificado de "ilegal e inmoral", es un nuevo revés saharaui en Europa. Con su gesto hacia Washington, intenta que las realidades geopolíticas, el obstáculo insalvable en 30 años para sus aspiraciones, jueguen por una vez a su favor.

Rabat debería comprender que la mayor inclinación exterior hacia sus tesis no supone el apoyo incondicional a las mismas, tampoco en Washington. Se le seguirá demandando una aproximación más generosa y racional para acabar con la sangrante situación política y la larga penuria de la población saharaui. Aunque el pasado reciente está saturado de frustraciones, gestos como el de Tinduf pueden ayudar a desbloquear una situación que es trágica para los saharauis, pero es también el mayor reto para el proceso de democratización de Marruecos bajo Mohammed VI.

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