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Reportaje:

"Limpio el mar porque vivo de él"

Una cincuentena de barcos limpian de residuos el litoral catalán, donde el 60% de los desechos son de origen humano

"Limpiar el mar es lo mejor que podría hacer porque vivo de él". Así de contundente se expresa José Luis. Él y Francisco son pescadores desde hace mucho tiempo. Aunque este verano han abandonado las redes, siguen surcando las aguas del mediterráneo. Cada día, desde las siete hasta las tres de la tarde, recorren a bordo de una pequeña embarcación llamada pelican entre 18 y 28 kilómetros del litoral del barcelonés. Su objetivo es recoger los residuos que se resisten a naufragar y se mantienen en la superficie del mar.

Esta tarea forma parte del programa de prevención y limpieza de las aguas litorales y las playas, gestionado por la Agencia Catalana del Agua (ACA). El servicio, que se puso en funcionamiento el 15 de junio y finaliza el 11 de septiembre, cumple su quinto aniversario. Otros 11 pelicans y 40 embarcaciones de menor tamaño, conocidas como Marnett, que operan muy cerca de la costa, se dedican a lavar la cara del litoral y las playas catalanas, cubriendo la zona comprendida entre Portbou (Alt Empordà) y Les Cases d'Alcanar (Montsià).

Según Antoni Ginebreda, jefe del departamento de Calidad de Aguas del ACA, el 60% de los residuos que se recogen son de origen humano. Desde el 15 de junio hasta el pasado día 31 de julio, se recogieron 574 metros cúbicos de residuos, equivalentes a 718 contenedores urbanos llenos.

"La zona próxima al puerto es donde se acumula más porquería, maderas y plásticos sobre todo", afirma José Luis. Los estudios de las campañas 2001-2004 fijan en el 32% los residuos plásticos, en el 28% las maderas y en tan sólo un 14% las algas.

Hace unos días su pelican zarpó del puerto de Barcelona y los dos tripulantes advirtieron la presencia flotante de la parte superior de un sofá de cuero de unos dos metros y medio de tamaño, un verdadero desafío para esta vieja embarcación, cuya estructura no está preparada para recoger objetos de tan grandes dimensiones. pero el hallazgo no sorprendió ni a Francisco ni a José Luis, que recuerdan haber encontrado cosas tan inesperadas como una máquina dispensadora de Coca-Cola y un perro San Bernardo muerto flotando en la superficie del mar, después de haber sido arrastrados por una riada. "Aquí encuentras de todo y más", asegura José Luis.

Su pelican, el BL-7, tiene dos rutas asignadas (puerto de Barcelona-Badalona y puerto de Barcelona-Castelldefels). "Para que la limpieza sea eficaz, nos guiamos por las informaciones que nos transmiten desde el Centro de Coordinación y Control (CCC), por nuestros propios ojos y por los hileros de corriente". Si hay una emergencia no se sigue la ruta habitual y las embarcaciones obedecen las instrucciones del CCC, que recibe constantemente noticias sobre el estado del litoral catalán.

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"Por la noche la temperatura del mar es muy baja, el aire que está en su superficie se enfría y se contrae, y el espacio que se libera es ocupado por el aire de la tierra que se adentra en el mar. Cuando ambos se encuentran forman los llamados hileros de corriente que arrastran todos los objetos flotantes" afirma Julio Herrero, responsable del servicio de coordinación del ACA.

El horario y la zona de trabajo de un pelican dependen de este fenómeno, conocido como el viento de Terral. Desde su barco, José Luis señala con el dedo un hilero, una delgada y alargada cinta blanca que se extiende hasta donde no alcanza el ojo humano.

Durante el trayecto, los bancos de enormes medusas parecen estar por todas partes, junto con latas de cerveza, botellas de plástico y cremas solares que recuerdan el carácter lúdico pero irresponsable de los usuarios de nuestras playas. El BL-7 mide 11 metros de largo y 3 de ancho. La proa se abre como si de las pinzas de una langosta se tratara y con un sistema de aspiración recoge los restos que flotan a su alcance.

Aunque este servicio sólo funciona tres meses al año, los dos pescadores afirman que el estado del litoral y las playas es peor durante los nueve meses restantes por las frecuentes lluvias que remueven todos los residuos engullidos por la mar. Buen ejemplo de ello es la cantidad de sólidos flotantes recogidos después de los chubascos que tuvieron lugar en Barcelona hace apenas dos semanas.La media de residuos recogidos anualmente durante la campaña asciende a 950 metros cúbicos de volumen, 1.197 contenedores urbanos repletos. "Somos sólo una aguja en el mar, si recogemos todo esto y tenemos un área de trabajo de alrededor de 45 kilómetros, imagínate lo que podríamos recoger si hubiera una embarcación cada 15 metros", afirma José Luis.

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