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Inundada la terminal del aeropuerto de Reus dos meses después de su apertura

Una tromba de agua bloquea los sistemas de desagüe de la nueva instalación

Han bastado sólo dos meses para confirmar lo que sindicatos y fuerzas políticas, entre ellas CiU, habían denunciado: la nueva terminal de Reus tiene goteras y un mal desagüe. La tromba de agua que ayer descargó con fuerza en el Camp de Tarragona puso en evidencia los fallos de esta nueva infraestructura, inaugurada en junio y valorada en 4,5 millones de euros, cuyo suelo apareció inundado de aguas fecales y desechos de aseo personal. AENA afirmó que "las adversas condiciones meteorológicas afectaron a varias instalaciones aeroportuarias" y añadió que ningún vuelo programado resultó afectado.

Los pasajeros que aterrizaron ayer en Reus, en lugar de dirigirse a recoger su equipaje en la nueva terminal de llegadas, no tuvieron otro remedio que ir en busca de sus maletas a la vieja terminal, desde junio exclusivamente para las salidas, que no dispone de cinta transportadora.

Fuentes sindicales aseguraron que la nueva terminal quedó cerrada al tráfico de pasajeros a partir de las cinco de la tarde, y también cerraron cafeterías, tiendas y servicios. "El mal olor era insoportable", dijo un empleado. De hecho, las máquinas succionadoras trataban aún ayer, al cierre de esta información de restablecer la normalidad en la terminal, cuya centralita informática quedó también inundada.

La lluvia descargó con fuerza suficiente durante media hora en un típico chaparrón veraniego, lo cual comportó que los sistemas de desagüe del aeropuerto se bloquearan. En localidades próximas como Tarragona o Cambrils cayeron alrededor de 27 litros por metro cuadrado. Sin embargo, los Bomberos de la Generalitat informaron de que no habían realizado ninguna actuación en el Camp de Tarragona a causa del agua.

El aeropuerto reusense ya advirtió anteanoche estos mismos problemas. Fuentes sindicales aseguraron que los responsables aeroportuarios pretendían llevar a cabo ayer una inspección de las cañerías de los lavabos de la nueva terminal para comprobar si estaban taponadas. Esta inspección ayer no se hizo, precisamente a causa de la inundación.

El sindicato UGT había advertido antes de la inauguración de que la instalación tenía problemas de goteras. "Han unido los desagües de las aguas fecales con los de las pluviales, lo que no se hace en ninguna parte", explicaron fuentes del aeropuerto.

El pasado invierno, durante la última fase de construcción del edificio, ya se comprobó, a juicio de UGT, tanto la fragilidad del sistema de desagüe como la proliferación de goteras que permitían la entrada de agua en considerables cantidades. La queja sindical no fue la única y el senador convergente por Tarragona, Lluís Badia, presentó el pasado 13 de julio una moción ante la comisión de Fomento y Vivienda del Senado en la que instaba al Ejecutivo central a "ejecutar, con la mayor brevedad posible, las medidas necesarias para solucionar las deficiencias en infraestructuras del aeropuerto de Reus".

UGT denuncia, además de estas deficiencias, que el nuevo edificio consume la misma cantidad de electricidad que el resto del aeropuerto.

La nueva terminal, de 3.800 metros cuadrados y diseño vanguardista, tiene una capacidad para absorber unos 1.500 pasajeros por hora y su construcción se ha hecho necesaria debido al incesante aumento del tráfico en Reus. Las compañías de bajo coste, con vuelos a las principales ciudades europeas, han propiciado el incremento de la actividad en el aeropuerto.

Los Bomberos de la Generalitat recibieron durante la tarde de ayer más de un centenar de avisos por las lluvias intensas. La mayoría de salidas fueron por inundaciones en bajos, sótanos, garajes, locales y calles.

Uno de los incidentes se produjo en Arbúcies (Selva), cuando un rayo hizo caer un trozo de cornisa del edificio. Como medida preventiva se desalojaron los vecinos que estaban en su interior.

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