_
_
_
_
Pie de foto / 20 de marzo de 2005 | CULTURA Y ESPECTÁCULOS
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Física creativa

Juan José Millás

Observen con atención los cuerpos de la fotografía e imaginen que son un par de vasos comunicantes entre los que hay un trasiego continuo de fluidos y materiales sólidos. De hecho, si colocan los labios de lo que parece una señora en la boca de lo que parece un señor, no notaríamos la diferencia. Prueben a hacerlo. Más aún: coloquen la calva del macho en la cabeza de la hembra, o las cejas de la hembra en las del macho. El resultado sería idéntico al que vemos, lo mismo que si le colocan la pajarita a ella y el collar a él. Es probable que si Rebecca D'Angelo, la fotógrafa, hubiera llegado un cuarto de hora más tarde, él fuera ya completamente ella y ella completamente él.

Una vez realizada esta concesión a la física creativa, hagámonos la pregunta principal: ¿es el rostro el espejo del alma? De ser así, ¿cómo describirían ustedes el alma de estos dos especímenes? Sería un alma algo grasienta, desde luego, un alma muy parecida a una spontex después de haberla pasado por una cocina en la que se han freído 200.000 huevos. Un alma repugnante, en fin. Y decimos un alma porque es dudoso que tengan dos. Gracias a los vasos comunicantes, se las pueden arreglar con una. La otra la han vendido al diablo, o se la han cambiado por la hermosa dentadura que luce la señora y que quizá hace unos instantes lucía el caballero. El alma va y viene entre un cuerpo y otro como una materia viscosa se mueve entre dos probetas intercomunicadas. Y ésta es otra característica del alma de estos dos siameses: la viscosidad. Si los rostros no nos engañan, su alma tiene que ser un moco cuya posesión alternan. Los lunes, miércoles y viernes, para ti; los martes, jueves y sábados, para mí. ¿Y los domingos? Los domingos descansamos, que el alma es muy pesada y da problemas de conciencia.

Pero todavía no hemos dicho cómo se llaman estos dos vasos comunicantes: Ella, con perdón de los pronombres, responde al nombre Barbara, y él, si no ofendemos a la gramática, al de Joe. Comparten también un apellido con la naturalidad con la que comparten un alma: Allbritton. Barbara y Joe Allbritton son los propietarios del Banco Riggs, en el que Augusto Pinochet ocultó parte de las decenas de millones de dólares que robó a sus conciudadanos después de torturarlos y antes de arrojarlos al mar. Barbara y Joe fueron amigos del general, con el que compartían muchas cosas, quizá el alma, o moco propiamente dicho, y al que abrieron varias cuentas corrientes opacas que durante 25 años permanecieron ocultas. Hay un testimonio conmovedor de la admiración de Allbritton por Pinochet, expresado en estas líneas que el banquero envió al general tras haberle visitado en Chile: "Chile", decía el desalmado, "es un país que causa una gran impresión y tiene un gran futuro gracias a usted y a las políticas y reformas que ha impulsado. Quiero agradecerle por los soberbios gemelos que me ha regalado y sepa usted que será bienvenido por mi esposa Barby y por mí en nuestra casa de Middleburg, Virginia, donde criamos caballos de pura sangre para carreras". De la pasión de esta gente por los caballos da buena cuenta la dentadura que aparece por la esquina superior izquierda de la foto.

REBECCA D'ANGELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_