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Fotonoticia:

El fantasma del Windsor

El rascacielos Windsor es ya un fantasma. El edificio de 28 plantas, que ardió como una tea la noche del pasado 12 de febrero, ha sido desmontado y ya no es más que un recuerdo. Los dueños de aquellos 106 metros de cemento, cristal y granito, la familia Reyzábal, tienen intención de levantar una torre similar. El Ayuntamiento, que en un principio aseguró que el peligro de derrumbe del esqueleto del edificio prolongaría las labores de demolición hasta final de año, cree que podrá acabar antes de que termine agosto. La calle de Raimundo Fernández Villaverde se abrirá al tráfico el día 31. La retirada de las primeras 12 plantas (o las últimas, si se cuenta desde la base del rascacielos) ha dejado hasta ahora 400 toneladas de elementos metálicos y 11.000 de escombros, que proceden de la estructura y de los elementos que permanecen inestables. Éstos tuvieron que ser cortados uno a uno por los operarios.

CRISTÓBAL MANUEL
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