Europa acusa a Irán de desatar una crisis mundial al reanudar su programa nuclear
Teherán rechaza la oferta de ayuda europea y exige contar con una investigación atómica propia
Alemania, Francia y Reino Unido acusaron ayer al Gobierno de Irán de provocar deliberadamente una grave crisis internacional al reanudar en la planta de Isfahán la conversión de mineral de uranio en gas, un tratamiento previo al conflictivo enriquecimiento necesario para fabricar combustible para centrales nucleares y compuestos para armas atómicas. Irán, además, respondió de manera oficial y en duros términos a la oferta de colaboración presentada por los europeos el viernes a cambio de su renuncia a la exploración nuclear independiente. Para el Gobierno de Teherán, la propuesta es un insulto, y con ella Occidente trata de imponer discriminaciones injustificadas.
El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) analizará hoy en Viena la nueva situación y pedirá a Irán que reconsidere el camino por el que se interna. En el intenso pulso que vienen librando Irán y los países del EU-3 (Alemania, Francia y el Reino Unido), ayer le correspondió a Teherán elevar un grado la tensión al reanudar la actividad en la planta de Isfahán. Iraníes que participaron en el vertido de mineral de uranio en los convertidores de Isfahán hablaron de día histórico, visto por muchos de sus compatriotas como el fin del sometimiento del país a los designios nucleares de potencias extranjeras.
El trabajo técnico se realizó en una atmósfera de alta tensión emocional, bajo la mirada de observadores del OIEA y en unas instalaciones visiblemente protegidas por artillería antiaérea. "Irán ha reanudado la conversión de uranio bajo el control del OIEA", comunicó Mohamed Saidi, vicepresidente del ente que gestiona la energía nuclear iraní.
El director general del OIEA, Mohamed el Baradei, informó al Consejo de Gobernadores del ente de lo ocurrido en Isfahán. "Hay que subrayar que las partes precintadas del proceso siguen intactas", señaló un comunicado del OIEA, que buscaba con el irrefutable argumento técnico una mínima veta positiva en la crisis. Irán quiere levantar esos precintos esta misma semana. El proceso de conversión consta de tres fases y ayer los iraníes sólo cubrieron la primera. El enriquecimiento es un proceso posterior y más complejo, que se realiza en otra planta y que Irán no tiene planes de abordar, por ahora. Pero para el EU-3, conversión y enriquecimiento son procesos políticamente equiparables e inaceptables, como dejaron claro el viernes los embajadores europeos al entregar sus propuestas en Teherán.
Por ello, ayer sonaron las alarmas en las cancillerías europeas y el ministro francés de Exteriores, Philippe Douste-Blazy, habló de la necesidad de que la comunidad internacional "se muestre unida ante una grave crisis deliberadamente provocada por Irán". Para el Foreign Office británico, la reanudación de la actividad en Isfahán "es una violación de los acuerdos de París", por los que Irán se comprometió el pasado mes de noviembre a no desarrollar actividades de conversión y enriquecimiento de uranio mientras duraran las negociaciones con el EU-3. El jefe de la diplomacia alemana, Joschka Fis-cher, apeló a Irán a esforzarse "para evitar un error de consecuencias desastrosas".
La relación entre europeos e iraníes está bajo mínimos. Es sintomático el inmediato relevo del valorado Hasan Rowhani por el dogmático Alí Larijani al frente de la delegación negociadora iraní. Teherán respondió ayer con una dura nota a los planes de colaboración presentados por los europeos. El Gobierno iraní convocó a los embajadores del EU-3 para entregarles un texto en el que presentaba objeciones a todos los capítulos de lo que los europeos calificaban de ambiciosas propuestas y subrayaba numerosas carencias. La República Islámica dijo sentirse insultada por el plan europeo, que sólo pretende "crear una crisis al imponer criterios arbitrarios, discriminatorios e injustificados".
"El tono de la respuesta es particularmente alarmante y contrario al espíritu con el que hemos conducido nuestro diálogo con Irán", comentó Douste-Blazy en una emisora de radio francesa, en la que lamentó que Irán pareciera dispuesto a cerrar con pretextos poco sólidos el paréntesis de entendimiento en el que se había venido trabajando desde hace dos años.
Para Irán los pretextos tienen la máxima solvencia. En juego se encuentra su capacidad de investigar, como cualquier otro país signatario del Tratado de No Proliferación, la vertiente civil del uso de la energía nuclear. Es lo que el EU-3 y EE UU quieren evitar, dado que de la investigación civil a la militar hay un paso muy corto y ni europeos ni americanos dan crédito a las promesas iraníes de abstenerse de explorar la vía militar.
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