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Reportaje:ALTERNATIVAS DE OCIO | Verano 2005

Una fortaleza recuperada

El castillo nazarí de Olvera abre tras una compleja rehabilitación

En lo alto de un cerro rocoso, sobresaliente entre las apiñadas casas que componen el municipio de Olvera (Cádiz), el castillo nazarí nunca ha dejado de llamar la atención. Desde su construcción, entre los siglos XII y XIII, se ha mantenido como un referente de la sierra gaditana, como la sede de los vigías que alertaban de los intentos de asedios. Fue recientemente, sin oteadores del horizonte y abandonado a su suerte, cuando estuvo a punto de sucumbir a la ruina de la soledad. Pero este verano, tras un laborioso proceso de rehabilitación, ha recuperado compañía: la de los visitantes que ahora pueden recorrer sus instalaciones. La fortaleza de Olvera ha recobrado su fuerza.

El castillo, propiedad del Ayuntamiento y declarado Bien de Interés Cultural (BIC) en 1985, había entrado en claro deterioro. Sus suelos eran impracticables y los muros habían cedido al paso del tiempo y solían quejarse arrojando peligrosos cascotes. Lamentos de la fortaleza ante el abandono que hacían peligroso el recorrido por sus interiores. La Consejería de Cultura decidió hace dos años cerrarlo al público y emprender un ambicioso proyecto de remodelación que acaba de culminar con éxito.

De momento, durante el mes de agosto, la Junta y el Ayuntamiento han diseñado un recorrido básico para conocer las instalaciones interiores. Se prevé que a partir de septiembre se amplíe la oferta con una zona expositiva y visitas guiadas.

Desnudo todavía de ese nuevo contenido, el castillo despierta, no obstante, un enorme interés. Se trata de descubrir en la evolución de sus paredes las herencias de sus distintos dueños; empaparse de un glorioso y estratégico pasado, y otear, en el punto más alto -a 623 metros sobre el nivel del mar-, el mismo paisaje que divisaban sus primeros moradores.

El castillo fue construido como enclave musulmán fronterizo y formaba parte del eficiente sistema defensivo nazarí. Su estratégica situación vigilaba los caminos de acceso que utilizaba los cristianos en avance por esas tierras. Un amenaza que se hizo realidad con Alfonso XI, que asedió la fortaleza. Sus nuevos ocupantes la transformaron y dejaron una huella todavía perceptible. Marcas que en la remodelación se han conservado, al igual que otros vestigios que se han respetado para no atentar contra la historia registrada entre sus paredes.

Es la historia que ahora se puede visitar todos los días (de 10,30 a 13,30 y de 16,00 a 19,00). Las obras de remodelación han sido completas. Se han recuperado los niveles originales, se ha limpiado y consolidado su fachada y se han adecentado y tratado sus interiores. De los patios, se han mantenido las excavaciones arqueológicas, de la que siguen manando restos del pasado. Entre los muros, hay aljibes, bóvedas, escalerillas y garitas que ahora se pueden recorrer sin riesgo.

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La torre más alta y visible, la del Homenaje, luce ahora mejor que nunca. Con los suelos completos, con el enfoscado de la bóveda recuperado, con su escalera de caracol perfectamente practicable para llegar a lo más alto. Y en el resto del castillo hay una nueva iluminación que, en un futuro, cuando las habitaciones se llenen de contenido, permitirá las visitas nocturnas. Tras un tiempo de debilidad, la fortaleza de Olvera ya hace honor a su nombre.

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