_
_
_
_
Crítica:COMER
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Sabores nítidos en medio de un olivar

LA BOELLA, una almazara convertida en restaurante, en Tarragona

José Carlos Capel

En casi todas las zonas vinícolas españolas existen bodegas con tiendas de venta al público. Incluso empiezan a proliferar las que disponen de pequeños restaurantes, al más puro estilo del Napa Valley californiano, donde se ofrecen menús desenfadados destinados a realzar los vinos elaborados en sus instalaciones. Lo que no es tan habitual es que una almazara se transforme en un minicomplejo donde se alojan un restaurante y unos grandes salones para la celebración de eventos. Éste el caso de La Boella, una gran masía del siglo XII, próxima a la costa tarraconense, situada en medio de un olivar de 250 hectáreas, con tantos pabellones, cavas subterráneas y jardines anexos, que el asunto de la producción de aceite, actividad fundamental, casi parece un mero accidente.

LA BOELLA

Autovía Reus-Tarragona (T-11), kilómetro 12. La Canonja (Tarragona). Teléfono: 977 77 15 15. Cierra domingos y lunes. Entre 55 y 60 euros. Menú gastronómico, 48 (IVA aparte). Crujiente de germinados con tortilla de trufa de verano, 19; pez San Pedro con fideos negros y alioli, 20.

Pan ... 7,5

Café ... 7

Bodega ... 7

Ambiente ... 8

Aseos ... 7

Servicio ... 7

En pleno verano, el mayor atractivo de su restaurante reside en las mesas que ocupan la terraza, lugar encantador por las noches, rodeado de vegetación y plantas aromáticas, donde los aromas del romero, el tomillo y la albahaca se superponen a las fragancias de la hierbabuena. En su interior, una decoración teatral clásica, con detalles de diseño, inspirada en la obra del artista Mariano Fortuny i Madrazo, cuyos estampados ornamentan el comedor y la carta. Y en las mesas, una cocina mediterránea sensata, basada en los productos locales, pero abierta a las corrientes de vanguardia.

Platos sabrosos

Su artífice, el sevillano Manuel Ramírez, que apunta buenas maneras, emerge por encima de este espacio para poner a punto platos sabrosos en los que deja constancia de sus conocimientos. Su menú degustación permite paladear platos ligeros, de sabores nítidos e intensos. Para abrir boca, una sopa fría de tomate en la que nadan tropezones de bogavante, tacos de sandía a la brasa y jugo de albahaca granizado. Luego, una mezcla de germinados con tortilla de trufa de verano, donde la textura crujiente y terrosa de los vegetales se contrapone a la delicada suavidad del huevo. En el plato que sigue, un emocionante alioli esponjoso y un suculento helado de salsa romesco juegan a realzar unos lomos de pez San Pedro que, lamentablemente, llegan a la mesa bastante resecos. Se concluye con una aceptable paletilla de cabrito confitada en el aceite de oliva de la propia finca con butifarra y patatas crujientes, autenticidad y sencillez en la misma receta.

Salón del restaurante La Boella, en Tarragona.
Salón del restaurante La Boella, en Tarragona.JOSEP LLUÍS SELLART

ACEITES AFRUTADOS

EL AFÁN de perfeccionismo que se aprecia en los platos salados alcanza a la repostería, que sigue una línea equiparable. A modo de antepostre, la casa sirve un surtido de frutas en distintas texturas. Y como sugerencia golosa del menú, un encandilante cilindro de albaricoque con helado de amaretto. Otras sugerencias (carpaccio de higos con espuma de cerezas, helado de avellanas con chocolate negro, sopa de melón con ensalada de frutas de verano) dejan al descubierto la sensatez de la oferta dulce. Parecido interés despierta la bodega, que ocupa los viejos lagares de la masía, alberga 270 referencias y puede visitarse. En el listado, que comprende vinos de las más importantes zonas vinícolas, figuran vinos españoles y franceses seleccionados con bastante criterio. A la relación se suma un puñado de vinos generosos por copas, destinados a acompañar los postres, así como whiskies de malta, brandies, coñás y otros destilados. Todos los vinos se pueden adquirir en la tienda anexa, donde también se venden los aceites La Boella, elaborados en el entorno. Se trata de aceites de hechuras muy modernas, que se elaboran con las tres variedades de olivos plantados en la finca, arbequina, arbosana y la griega koroneiki. Aceites espléndidos y muy afrutados, en los que predominan los toques vegetales, los verdes de la hierba, los tomates maduros, las nueces, las alcachofas y algunas frutas como el plátano y la fresa. Unos aceites cuya salida al mercado se celebra cada año con catas y degustaciones que se organizan en el restaurante a mediados de noviembre.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

José Carlos Capel
Economista. Crítico de EL PAÍS desde hace 34 años. Miembro de la Real Academia de Gastronomía y de varias cofradías gastronómicas españolas y europeas, incluida la de Gastrónomos Pobres. Fundador en 2003 del congreso de alta cocina Madrid Fusión. Tiene publicados 45 libros de literatura gastronómica. Cocina por afición, sobre todo los desayunos.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_