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Reportaje:CULTURA Y ESPECTÁCULOS

Alatriste se bate en la calle

Grandes batallas, duelos de espadas, cañones, caballos, galeones... El héroe creado por Arturo Pérez-Reverte llega al cine de la mano de Agustín Díaz Yanes

Rocío García

Alatriste está al frente de la temible tropa española, preparado para la última gran batalla contra los franceses. Tres banderas del tercio de Cartagena ondean al fondo. Plumas o lazos rojos, distintivos de la orden de San Andrés, resaltan entre el ropaje polvoriento, ensangrentado y sudado de los más de 500 soldados. 46 cadáveres -en realidad, fardos de paja vestidos- se han quedado atrás esparcidos en el campo. Todos miran, desafiantes, al frente. Las explosiones retumban al fondo y muchas de las picas caen truncadas al suelo. Las primeras descargas de artillería han dado ya en el blanco y muchos soldados agonizan en tierra. En medio del batallón, aparece en una silla de campo el maese, afectado de gota. El tercio no se da por vencido, siempre detrás de su capitán Alatriste. La mitad de la tropa hinca la rodilla al suelo, mientras un ensordecedor grito -"picas"- resuena entre la soldadesca. "Corten", se oye una voz tranquila al fondo. Es la de Agustín Díaz Yanes, todo exquisitez y placidez a su alrededor. Y la tropa vuelve a su estado inicial. También Alatriste, aunque el desafío no desaparece de su rostro.

Es la última escena de la película Alatriste. La bella llanura de Uclés (Cuenca), con el monasterio del siglo XVI al fondo, se convirtió durante unos días de julio en el campo de batalla de Rocroi, en la que los tercios españoles fueron derrotados por las tropas francesas en mayo de 1643. La película es la mayor producción cinematográfica española hasta la fecha -24 millones de euros de capital únicamente español-, la dirige Agustín Díaz Yanes y protagoniza el actor neoyorquino Viggo Mortensen, intérprete de grandes títulos como la trilogía de El señor de los anillos, Psicosis, La teniente O'Neill o Atrapado por su pasado.

Alatriste ha saltado así de los libros a la calle. Y lo ha hecho a lo grande. El héroe del convulso siglo XVII español, creado por Arturo Pérez-Reverte, se ha batido por calles, puertos y playas reales a lo largo de 15 semanas de rodaje. Se ha vivido la pomposidad del Siglo de Oro a través de grandes batallas, con miles de extras, duelos de espadas, desembarcos en el mar, cañones, caballos, galeones... Pero también ha habido un hueco para la intimidad de este valiente espadachín, capaz de, en un ambiente umbrío a la luz de unas velas y alejado de los grandes exteriores abiertos y azulados, rodado en un antiguo cortijo de Talamanca del Jarama (Guadalajara), perder al cambiar una valiosa cadena de oro, regalo del rey Felive IV, por un collar de perlas para su amada y bellísima María de Castro. "Perderéis en el trueque", le dice la dueña de la joyería. "Eso es cosa mía", contesta suave y ronco Alatriste. "Es una película más de sentimientos que de acción", asegura Díaz Yanes.

Han sido necesarios diez años para levantar esta gran producción cinematográfica. En el inicio hay un nombre: el del productor, Antonio Cardenal, que vive emocionado ese sueño que tanto le ha costado -"he tenido muchos altibajos, momentos de euforia, también otros muy duros, pero siempre me ha mantenido la fe en ese gran personaje de Alatriste"-. La incorporación de Agustín Díaz Yanes, autor también del guión construido a partir de las cinco novelas de Pérez-Reverte, dio el definitivo espaldarazo al proyecto, que se vio agigantado cuando Viggo Mortensen, una estrella de cine que habla castellano, dio un rápido sí. Fue entonces cuando Tele 5-Estudios Picasso, la otra productora de Alatriste, junto a Origen (Antonio Cardenal) y Universal Studios, decidió llevar la película a una dimensión aún mayor de la inicial. Así lo cuenta Álvaro Augustin, director de la división de cine de Tele 5: "Cuando un filme tiene un presupuesto grande, la inversión es difícil de recuperar, pero gracias a una figura como Viggo todo crece", asegura. Augustin se muestra muy expectante por lo que puede demostrar este proyecto en la industria española de cara a la realización de producciones a lo grande en nuestro país. "La factura de esta película es igual que la de los grandes filmes de aventuras de EE UU, pero con tres veces menos de coste. Si sale bien, la industria se animará y nos iremos demostrando de lo que somos capaces".

Viggo Mortensen, un perfecto perverso Alatriste de ojos azules, es, en palabras de Pérez-Reverte, "la imagen rigurosa del héroe cansado". "Hemos hecho una amistad muy profunda y eso ha sido muy bueno para el cine y para la vida. Es la bomba. Es un intérprete muy seguro, lo expresa todo con los ojos, es un actor de acción y de interior, que sale en todas las escenas de la película, unas 90, excepto en seis. Ha sido como rodar con un actor español, le puedes pedir todos los favores cinematográficos que quieras. Es también muy exigente consigo mismo desde un punto de vista artístico y moral. Si alguna vez puedo repetir con él, me encantaría", asegura de él un satisfecho aunque dolorido por un casi constante lumbago Agustín Díaz Yanes, enfrentado a esta gran aventura personal y cinematográfica después de sus dos anteriores filmes en pisos pobres y bares de barrio de Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto y las profundidades del metro en Sin noticias de Dios.

Además de su encanto y su normalidad, Mortensen ha repartido camisetas diseñadas por él mismo, mate y chucherías -todos los días llegaba al rodaje con bolsas de caramelos, chicles y demás- entre los miembros del equipo técnico y artístico. Empezando por el activo y organizador nato ayudante de dirección Charlie Lázaro, hasta todos sus grandes compañeros y actores que le han acompañado: Elena Anaya, Javier Cámara, Antonio Dechent, Nadia Santiago, Juan Echanove, Eduard Fernández, Ariadna Gil, Eduardo Noriega, Blanca Portillo, Unax Ugalde, el italiano Enrico Lo Verso, Francesc Garrido y Luis Zahera. Todo un lujo para el valiente Alatriste.

Viggo Mortensen, en el personaje del capitán Alatriste.
Viggo Mortensen, en el personaje del capitán Alatriste.JOSÉ HARO
Un momento del rodaje de la batalla entre el Tercio español y las tropas francesas en Uclés (Cuenca).
Un momento del rodaje de la batalla entre el Tercio español y las tropas francesas en Uclés (Cuenca).JOSÉ HARO
A la izquierda, Viggo Mortensen con Unax Ugalde. A la derecha, Agustín Díaz Yanes, en el rodaje.
A la izquierda, Viggo Mortensen con Unax Ugalde. A la derecha, Agustín Díaz Yanes, en el rodaje.JOSÉ HARO

500 extras en disciplinada formación

Disciplina y mucha corrección. Esas dos son las claves que ha utilizado Charlie Lázaro, el ayudante de dirección de Agustín Díaz Yanes, para organizar a los miles de extras en las grandes escenas de batallas de Alatriste. "Cada uno de ellos se tiene que sentir importante", asegura este profesional que desprende una energía sin límites y que sabe por experiencia que un "un figurante mal alimentado te puede provocar una rebelión".

En el rodaje en Uclés (Cuenca) de la escena de la gran batalla de Rocroi con la que finalizará la película, y que fue rodada con cinco cámaras de cine, la atención a los más de 500 extras era exquisita y exigente a la vez. En los cortes del rodaje se les repartía mucha agua, dadas las altísimas temperaturas que soportaban bajo esa pesada vestimenta, mientras se les iba retocando de sangre o polvo. "Que no reboten las picas", gritaba Lázaro, cuando los soldados tenían que tirarse al suelo con las armas en la mano. Hasta para ir a comer en las grandes carpas preparadas en el campo, los figurantes iban en plan formación. Todo ha sido a lo grande en Alatriste. "Parecíamos más una caravana de circo que el rodaje de una película española". Es la sensación que tenía el productor Antonio Cardenal al ver la larguísima fila de vehículos -un total de 135, entre caravanas, automóviles y autobuses- necesarios para trasladar diariamente a los distintos pueblos y ciudades (once repartidos entre Andalucía, Madrid y Castilla-La Mancha) a los cerca de 260 miembros del equipo técnico de Alatriste, los casi veinte actores, los extras y toda la parafernalia que conlleva.

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