Ferrari no tira la toalla
Las dos últimas carreras -Alemania y Hungría- demuestran que Ferrari no está dispuesto a tirar la toalla. Tienen a un gran piloto que exige responsabilidades, y los de Maranello intentan mejorar su producto en cada Gran Premio. Cada semana modifican algo en busca de décimas de segundo. Pero están todavía muy lejos de dónde deberían estar.
Uno de los problemas, evidentemente, son los neumáticos. El cambio de reglamentación establecido al concluir la pasada temporada -los neumáticos no pueden cambiarse durante la cronometrada y la carrera- lo acusó mucho más Bridgestone que Michelin y Ferrari se encontró en inferioridad, tras un año, el 2004, en que había ganado 15 de las 18 carreras del Mundial. A pesar de la inversión realizada por los japoneses, Bridgestone no logró resolver el problema: sus neumáticos funcionaban muy bien tras las 10 primeras vueltas, pero no tenían grip en la cronometrada. Y eso era una condena para sus pilotos.
La pole-position de Michael Schumacher en Hungría evidencia que algo ha mejorado. Sin embargo, tanto en Alemania como en Hungría, el alemán concluyó la carrera con poca estabilidad porque sus neumáticos estaban muy gastados. Bridgestone debe seguir trabajando. Pero el problema no es sólo suyo, porque Ferrari debe adaptar sus suspensiones a las necesidades de los neumáticos para protegerlos el máximo posible.
Y ésa es en el fondo la batalla actual de Ferrari. En un circuito como el de Hungaroring, uno de los más lentos del Mundial donde es muy importante la tracción, agotaron todos sus cartuchos: fueron a tres paradas y mantuvieron su coche siempre muy ligero de peso. Y Michael Schumacher puso el resto para concluir en segunda posición. Nadie sabe lo que va a ocurrir en un circuito nuevo como el de Turquía, donde las escuderías con más presupuesto irán mejor preparadas. Pero en otros circuitos seguirán sufriendo.
Sin embargo, nunca tirarán la toalla porque saben que todas las mejoras que consigan ahora estarán archivadas para el coche del próximo año, que es su principal preocupación. Tanto Ferrari como Bridgestone tienen capacidad para mantener a un equipo de ingenieros y mecánicos mejorando el coche actual, y otro trabajando en el bólido de 2006. Es una de sus ventajas.
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