Un arsenal enorme y disperso
El arsenal del IRA es enorme, se encuentra disperso por la isla de Irlanda y nunca ha habido ningún inventario escrito centralizado para evitar que pudiera llegar a manos de los servicios de espionaje británico. Se calcula que el IRA aún tiene más de 800 rifles de asalto, pistolas, metralletas, más de 40 lanzagranadas propulsadas con misiles similares a los que se están utilizando ahora en Irak, además de misiles tierra-aire y al menos tres toneladas de explosivos plásticos Semtex, según el diario The Irish Times.
El diario asegura que ni siquiera el IRA sabe exactamente lo que tiene, porque el sistema de almacenamiento ha estado siempre descentralizado, al cuidado de numerosas unidades activas de servicio sin conexión entre ellas. Cada unidad ha podido esconder su parte en pequeños escondrijos remotos que en ocasiones son difíciles de localizar porque la memoria falla o simplemente porque se llevaron allí de noche y con prisas para eludir la vigilancia. En otros casos el problema es que el responsable de esconderlas ha muerto y se ha llevado consigo esos datos a la tumba.
Todo eso hace que la operación de poner las armas fuera de uso, como se define técnicamente lo que tiene que hacer el IRA, se convierta en un complejo, arduo y probablemente largo trabajo logístico que puede durar varias semanas.
Enterrar las armas
No está claro qué hace el IRA para poner las armas fuera de uso. Hasta ahora ha habido tres actos de desarme, pero en ningún caso se dieron detalles. Se cree que la manera más efectiva es desmontar las armas y enterrarlas con los componentes separados en diferentes depósitos que luego serán sellados con hormigón. El explosivo Semtex se puede quemar con relativa facilidad y rapidez. Se cree que el IRA ya ha empezado a agrupar parte de sus arsenales para su inutilización.
Los simpatizantes republicanos en EE UU han sido los suministradores tradicionales de armas al IRA, sobre todo en los primeros años de los disturbios. Luego empezaron a llegar desde países de Europa del Este, del norte de África y de Oriente Próximo.
No se sabe si el IRA permitirá que quede constancia documental del desarme. En su comunicado no alude a esa posibilidad, aunque acepta que un sacerdote católico y otro protestante sean testigos, además de los inspectores internacionales.
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