La mayor inversora en España

La familia Rothschild ha sido una leyenda de las finanzas europeas durante los últimos dos siglos. Hubo un tiempo en que se decía "ser rico como un Rothschild". Desde París a Israel, desde Londres a Moscú, desde Madrid a Trieste, los Rothschild tuvieron un papel central en las finanzas y en la política internacional. Formaron parte de las grandes dinastías financieras. Hace alrededor de una década, el historiador norteamericano afincado en Francia, Herbert Lottman, nos ofreció una biografía de los Rothschild (Los Rothschild. Historia de una dinastía, Tusquets) en la que nos aproximó a la historia de una familia que había jugado un rol decisivo en las finanzas y en la que su carácter judío era determinante para conocer su evolución y sus vicisitudes.

Cuenta Lottman la actitud pasiva de los Rothschild de la época en el caso Dreyfus (un oficial francés judío acusado de traición), describe las dificultades de los negocios familiares en el crash de 1929, y su posterior expoliación por los nazis y en el régimen francés del mariscal Petain. Con su alegre literatura da cuenta de su recuperación hasta la penúltima caída: en 1982 llega al poder Mitterrand; las primeras medidas de los socialistas consisten en la nacionalización de parte de la industria y los servicios. Entre ellas, cae en el sector público la célebre Banque Rothschild. Desde entonces comienza una nueva etapa, más desconocida, en la que a través de alianzas con su rama inglesa, los Rothschild remontan una vez más el vuelo y se convierten en una importante banca de inversión.

Se conocía esto, pero no se sabía con exactitud la aportación que los Rothschild han realizado en la historia económica española. A ello se dedica La casa Rothschild en España, del joven historiador económico Miguel Á. López Morell, un descomunal esfuerzo de investigación, las más de las veces en fuentes primarias, cuya contribución es nítida: las actividades financieras de los Rotshchild y sus empresas representaron una porción no sólo significativa, sino mayoritaria en el conjunto de las inversiones extranjeras en España. Es el mayor esfuerzo inversor en la historia de España.

En más de 500 páginas, López Morell va subrayando las pautas de comportamiento de los Rothschild en nuestro país desde 1912 a 1941, cuando el Gobierno del general Franco les expropia sus activos ferroviarios, que pasarán a formar parte de la recién creada Renfe. Entre esas características sobresale la existencia de una amplia red de agentes y corresponsales que generan unos extraordinarios flujos de información (a veces privilegiada, a veces comprada) para sus negocios; o la fantástica endogamia de la saga, para quien ser judío era un primer activo de colaboración, con continuos cruces consanguíneos. No menos importante es la descripción y el análisis de la ruptura de las murallas chinas entre el poder político y el poder económico, que facilitó la familia en España; era continua la salida y entrada de personajes directamente del Consejo de Ministros de la nación al consejo de administración de alguna de las empresas de los Rotshchild, y viceversa. Incluso se pone el ejemplo de alguien tan laxo, que no consideró incompatible pertenecer a ambos consejos al mismo tiempo. Los Rothschild, todo un ejemplo de capitalismo financiero, tenían una tendencia obsesiva a trabajar en aquellos sectores en los que no hubiera mucha competencia.

El libro, de un gran rigor, gana en densidad de relato allí donde dispone de menos fuentes: cuando estalla la Guerra Civil en España, las empresas de los Rothschild, como el propio país, quedan divididas en dos bandos. Por ejemplo, la descripción de la represión de los mineros de RíoTinto, leales a la República, por parte de las fuerzas franquistas sublevadas, es otra parte de la historia económica, de menos números pero tan real como la vida misma. La coincidencia del final de la Guerra Civil con el principio de la II Guerra Mundial diluyó el papel central de los Rosthchild en la economía y su influencia en el mundo de la política. El libro, además de su minuciosidad, tiene otra virtud destacable: su autor ha logrado hacer una abstracción ideológica sobre los Rotshchild, para concentrarse en su objetivo: desvelar su papel en la historia económica de España.