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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Pensamientos sin doblez

Poco a poco va apareciendo en castellano la totalidad de los escritos de la genial pensadora y politóloga alemana Hannah Arendt (1906-1975). A ella no le gustaba que la llamasen "filósofa" sin más, porque consideraba que su ámbito de estudio era el conocimiento "vivo" -léase la acción humana, la sociología, la política- antes que la esfera más restringida de la especulación filosófica propiamente dicha -la metafísica-, esfera que frecuentó con ímpetu en su juventud de la mano de tan grandes maestros filósofos como Heidegger o Jaspers e incluso el teólogo Bultman.

Esta nueva entrega de escritos misceláneos -prácticamente inéditos en castellano- que ahora aparece en una excelente edición, con traducciones muy cuidadas y anotados con acierto, supondrá un gozo para los lectores habituales de Arendt, pero asimismo servirá a cuantos aún no sean sus asiduos para aproximarse del mejor modo al carácter y las ideas de una verdadera intelectual cuyo pensamiento es imprescindible para entender teóricamente las claves del siglo XX y sus secuelas.

ENSAYOS DE COMPRENSIÓN. 1930-1954

Hannah Arendt

Traducción de Agustín Serrano de Haro, Alfredo Serrano de Haro y Gaizka Larrañaga Argárate

Caparrós Editores. Madrid, 2005

554 páginas. 34 euros

Ante todo, Arendt fue una pensadora no corrompida por la pertenencia a un partido o la connivencia sectaria con una ideología; era una mujer independiente como pocas y libre en la más pura acepción de la palabra (y esto, a despecho del feminismo militante y furibundo al que ella nunca se sumó). Inteligente en extremo, le tocó sufrir persecución y exilio a causa de su origen judío, pero nunca abominó de su lengua materna, el alemán -aunque también escribió en inglés-, ni tampoco de la gran cultura europea; precisamente por ello toda su vida se esforzaría por comprender las razones del cataclismo humano y cultural que los alemanes provocaron al encender la mecha de las dos guerras mundiales.

Ensayos de comprensión incluye 41 textos de diversa extensión, entre artículos, reseñas de libros y conferencias. Algunos fueron publicados por Arendt en acreditadas revistas culturales y otros permanecieron inéditos. Así pues, desde la esclarecedora entrevista con la autora que inicia el libro hasta sus comentarios sobre la bomba atómica y las convulsiones ideológicas de los intelectuales americanos de los años cincuenta, hallamos también un nutrido número de ensayos dedicados mayoritariamente a entender e interpretar el exterminio de los judíos europeos.

Es en este último asunto sobre el que la pensadora cargó las tintas en aquellos años de posguerra, desde 1945 en adelante: el crimen nazi contra la humanidad fue tan inmenso que faltaban pautas para comprenderlo y ello era lo que desconcertaba y había que analizar. En las "fábricas de la muerte" -como las denominaba Arendt-, las personas dejaban de ser personas para morir como ganado. Había que asumir todo el horror de esa siniestra igualdad y mismo rasero ante la muerte tanto como "la perversidad deforme" de los verdugos que idearon semejante forma de exterminio. Arendt daba pasos gigantescos con aquellas incipientes reflexiones sobre el Holocausto. La célebre y ya tópica tesis de la banalidad del mal la esbozó entonces en alguno de estos lúcidos ensayos de otra manera: el régimen de Hitler no fue sostenido únicamente por los asesinos fanáticos de las SS, sino también por "la normalidad de los empleados y los cabezas de familia"; este último prototipo de "burgués" por excelencia era considerado por la pensadora "el gran criminal del siglo XX": es el hombre masa, soso y anodino, que calla ante los dictadores haciéndose cómplice de sus crímenes.

De los artículos estrictamen-

tepolíticos de Arendt, aunque escritos hace cincuenta años, podemos extraer ideas muy oportunas con respecto a la actualidad que nos está tocando vivir hoy en Europa. Magníficos son sus comentarios acerca del esencial e irreductible antisemitismo mundial, o sobre las controversias entre los nacionalismos exclusivistas -la eterna disputa entre términos como "Estado" y "nación"- que amenazan la discutida "unidad" del viejo continente. Hay también esclarecedoras reflexiones sobre la nostalgia del comunismo totalitario, hermanado con el fascismo, movimiento este último que Hannah Arendt veía entonces como sustancialmente proteico, sempiterno y latente en Europa de diversas maneras. Y, junto a los textos políticos, el lector encontrará algunas reseñas literarias como las dedicadas a La muerte de Virgilio, de Herman Broch, o su certera "reevaluación" de Kafka. Arendt era, además de una experta politóloga, una lectora perspicaz y una crítica tan implacable como justa.

En definitiva, podremos estar o no de acuerdo con muchas de las tesis de la contumaz pensadora, pero al menos en la actitud con que las expone se advierte el pulso de alguien que piensa con honestidad, de quien reflexiona sin doblez y cuya sola pretensión era llegar a comprender la selvática y enmarañada realidad del complejo mundo occidental y su destino.

La pensadora alemana Hannah Arendt vista por Loredano.
La pensadora alemana Hannah Arendt vista por Loredano.

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