El Estatuto de autonomía

A estas alturas de la cuestión, me pregunto cuál es el objetivo de un nuevo Estatut para Cataluña. Yo pensaba que el nuevo Estatut tenía por finalidad que Cataluña dispusiera de un texto legislativo fuerte que superase los límites del autogobierno del país en relación con el documento de 1978. Es decir, que mejorase las responsabilidades competenciales, evitara interferencias del Gobierno del Estado en las decisiones del Parlament y del Gobierno de Cataluña, y a la vez consiguiera una finanzación más justa y equitativa para los ciudadanos de este país. Pero resulta que no es así, o por lo menos no lo parece. Tener un nuevo Estatut es un compromiso electoral cuyo techo no se ha definido nunca y que, por lo que parece, no es el mismo para los diferentes partidos del arco parlamentario. Tener un nuevo Estatut parece ser que es encontrar una fórmula que dé carta de liberdad a todos -catalanes y no catalanes- para decir lo que los catalanes hemos de querer. Tener un nuevo Estatut es más cuestión de calendario que de contenidos. Los parlamentarios catalanes parecen más los monaguillos pendientes de lo que les dirá el cura que los muchachos decididos que saben lo que quieren. ¿Y el pueblo, qué?, ¿el Estatut, de quién y para quién? La lectura de la prensa no nos aclara nada de nada y esta situación nos aleja cada vez más de la política y de los políticos.