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Columna
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Alivio

Julio Llamazares

El Gobierno en la oposición (ya se sabe que el que hay ganó las elecciones injustamente) parece que por fin se va en agosto de vacaciones. ¡Qué alivio!, pensamos muchos.

Durante todo este curso, el Gobierno en la oposición no ha dejado de enredar un solo día hasta conseguir que un país normal, con sus problemas, como cualquiera, parezca justo lo contrario. Menos mal que la gente, que es normal, aunque en su mayoría no les haya votado a ellos, sigue sin hacerles caso. Por eso ahora, en verano, cuando se van, o están lejos por lo menos, hasta el país parece normal también: la gente va a la playa o a la montaña a descansar, toma el sol y se divierte, discute con el vecino por la sombrilla o por el ruido que hacen los niños, bebe cerveza y pasea; se pasa el día haciendo deporte o tumbado a la bartola, según gustos; se enamora o se separa, según casos; cuenta las lágrimas de San Lorenzo, y, en fin, hace cuentas cada día de lo que se está gastando en las vacaciones y de lo que todavía falta para que se le terminen.

Pero volverá otra vez el otoño, y con él, el Gobierno y la oposición a sus puestos, esto es, el Gobierno a la oposición y la oposición al Gobierno, y España dejará nuevamente de ser un país normal para volver a convertirse en una bronca permanente, con los parlamentarios al borde de la agresión física y los tertulianos atizando el fuego (el forestal y el político), de la que la perjudicada principal es la propia democracia. Pero ¿qué importa con tal de que el poder regrese a sus legítimos propietarios? ¿Qué más le da a la derecha, si, desde que lo perdió en las urnas, no ha hecho otra cosa que reclamarlo? Como me dice un amigo mío, yo ya no entiendo este mundo: los obispos manifestándose y el Madrid quejándose de los árbitros...

Así que, mientras podamos, y ahora, en verano, podemos, lo que los españoles tenemos que hacer es relajarnos y disfrutar, que ya tendremos tiempo de encabronarnos unos con otros, o con quien diga la oposición, que ya se sabe que es el Gobierno legítimo de este país, porque el que está lo está injustamente.

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