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66 cuadros recorren la pintura napolitana desde el barroco al romanticismo

Una selección de 66 cuadros que recogen la historia de la pintura napolitana durante tres siglos, desde el barroco al romanticismo, se presentó ayer en el centro cultural Conde Duque, de Madrid (Galería del 98, Conde Duque, 11, hasta el 18 de septiembre). Los fondos proceden de la fundación privada Neapolis, dedicada a la recuperación del arte sobre la ciudad italiana, y se presentan por primera vez en España, con el patrocinio de Caja Duero.

El historiador Nicola Spinosa, experto en pintura napolitana y comisario de la exposición, destacó la relación de Nápoles con España desde la mitad del siglo XV, con la Corona de Aragón, hasta el siglo XIX, con la unidad de Italia. En la exposición hay cuadros de José de Ribera y de Juan Ruiz, junto a otros artistas como Luca Giordano, Corrado Giaquinto, Mattia Preti y Bernardo Cavallino, que figuran en las salas o almacenes del Prado.

El director general de Patrimonio Cultural del Ayuntamiento de Madrid, Juan José Echeverría, recordó los intercambios a través de Velázquez, Ribera, Meléndez y del gusto artístico de Carlos III. Spinosa completó la relación a través de la historia con Machuca, Berruguete, Siloé, Carnicero y Mariano Fortuny.

"La exposición es también un testimonio de la historia de la pintura de Nápoles en relación con España, Francia y Alemania. Esta colección está hecha por el amor de esa memoria histórica y la pasión por la propia ciudad y por la vida", declaró Nicola Spinosa.

El montaje de la muestra, de forma cronológica, comienza con una Adoración de los Magos, de Criscuolo, de mediados del XVI, en la que Spinosa ve influencias de Rafael y de Pedro Machuca, y otras pinturas de paisajes y de historia cercanas al arte flamenco, para centrarse en el XVII, el siglo de oro, con un San Francisco de Padua, de Ribera, con influencia veneciana.

Spinosa destaca Venus y Cupido durmientes con sátiro, de Luca Giordano, una obra de juventud relacionada con Tiziano ("el color de la piel de la mujer indica el tiempo del barroco, la sensualidad femenina"). En el recorrido, se detiene ante Salvatore Rosa y Aniello Falcone para comparar la visión del paisaje y ante un tema mitológico de Fracanzano. La época se completa con varias vistas de la ciudad, con la presencia del Vesubio como símbolo, y bodegones naturalistas. Con el rococó entra la pintura fantástica (Mura, Fischetti, Falciatore, Bonito, Ruiz) y los extranjeros del Grand Tour, hasta llegar al XIX con los paisajes (Baker, Vervloet) "de luz, color y amor por la vida".

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