Hallados la cabeza y partes del cuerpo de una persona en la playa de Sant Sebastià

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) encontraron ayer en la playa barcelonesa de Sant Sebastià tres bolsas de basura que contenían varias partes de un cuerpo humano.

No es la primera vez que en esta playa de la Barceloneta se produce un hallazgo similar. Hace un año aparecieron restos humanos en otra bolsa. De hecho, las primeras investigaciones policiales apuntan a que todos pertenecen a la misma persona.

El perro de unos bañistas fue el que halló la cabeza en una bolsa que estaba semicubierta por la arena y tras unos matorrales. Se encontraba cerca de una valla metálica contra la que se agolpan los desperdicios que devuelve el mar, a poca distancia del Club Natación de Barcelona.

La comisaría del puerto fue rápidamente avisada y agentes del CNP, los Mossos d'Esquadra y la comisión judicial se dirigieron al lugar para inspeccionar la zona.

En una distancia de unos cinco metros encontraron otras dos bolsas, también semienterradas, además de un martillo. En una había segmentos de dos piernas, desde la rodilla a los pies. La otra contenía vísceras.

El grado de descomposición de los restos es tan alto que lo primero que deberá determinar la autopsia es si el cuerpo era de un hombre o una mujer. Los resultados del análisis de ADN tardarán aún una semana.

Cuerpo descuartizado

Un indigente encontró en junio del año pasado una maleta verde en la misma playa que contenía el cuerpo descuartizado e incompleto de una mujer que cinco meses después sería identificada como Mari Carmen B. V., una ciudadana argentina de 64 años. Las partes que se echaron en falta entonces son similares a las encontradas ayer.

En diciembre fueron detenidos tres paquistaníes que habían convivido con ella en su piso de la calle de Banys Vells, en el barrio de la Ribera.

A pesar del tiempo transcurrido, en las escaleras de la vivienda la policía halló sangre de la fallecida. Sin embargo, la titular del Juzgado de Instrucción número 9 de Barcelona los dejó en libertad porque los resultados de su ADN no coincidían con el de la piel hallada bajo las uñas de la víctima.

Uno de los detenidos ejercía un gran control sobre la fallecida, a la que había convencido para que le vendiera un piso a bajo precio. La víctima había confesado a una amiga que sentía miedo hacia él y que en las últimas fechas le presionaba para que vendiera unas tierras heredadas en Almería.