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Barcelona gasta 2 millones de euros al año en limpiar pintadas, a razón de 38 euros el metro cuadrado de pared

Clara Blanchar

La lucha del Ayuntamiento de Barcelona contra las pintadas que pueblan las paredes de la ciudad no cesa, pero tampoco se reduce la actividad de los grafiteros. El año pasado, el consistorio gastó 1,5 millones de euros en limpiar pintadas, y este año 2,1 millones, equivalentes a casi 350 millones de pesetas. Además, ha incrementado el número de vehículos destinados a limpieza, que ha pasado de 12 a 18.

Pero la ofensiva, que en lo que va de año también ha incluido 180 multas a grafiteros sorprendidos realizando pintadas, a los que se ha sancionado con importes que oscilan entre 90 y 300 euros, resulta insuficiente. Incluso lo reconoce el alcalde, Joan Clos. Ayer, durante la presentación de los nuevos vehículos, aseguró que la ciudad "no escatimará recursos para recuperar la dignidad" y anunció que la campaña de limpieza, que se centra sobre todo en Ciutat Vella, se extenderá a toda la ciudad.

Tres planes de choque

Desde el pasado mes de mayo, las campañas más intensivas se llevan a cabo en el Barri Gòtic, el Raval y el centro neurálgico del Eixample, el quadrat d'or, que comprende la zona delimitada por las calles de Pau Claris y Enric Granados, la avenida Diagonal y la Ronda de Sant Pere. Sólo estos barrios han supuesto la limpieza de 32.100 metros cuadrados de pintadas.

Eliminar un metro cuadrado de pintadas cuesta 38 euros, aseguró el alcalde, quien también explicó que cuando la Guardia Urbana encuentra a un grafitero, le multa por el valor de los metros cuadrados que ha pintado.

Acompañado por los concejales de Servicios Urbanos y Mantenimiento, Francesc Narváez, y del distrito de Ciutat Vella, Carles Martí, el alcalde ejerció ayer por unos instantes de operario de la limpieza, con la mala suerte de que en el primer intento la pistola de aire con la que debía borrar pintadas no funcionó.

Los 18 vehículos dotados con mangueras para limpiar las pintadas utilizan distintas tecnologías, en función del tipo de pared y aerosoles utilizados por los grafiteros. Se utiliza agua caliente a presión o una mezcla de agua, aire y arena, también a presión. La limpieza también se realiza con agua y jabón y posteriormente se tapan los restos pintando la pared del color original.

Los responsables municipales destacaron ayer que para luchar contra el fenómeno cuentan también con los comerciantes, un colectivo al que instan a limpiar las persianas de sus establecimientos puesto que, de día, cuando trabajan las brigadas, permanecen levantadas.

Clos aseguró que en los tres barrios donde se están aplicando los planes de choque no transcurren "ni 48 horas" entre la realización de un graffiti y su eliminación. El alcalde también recordó que la ciudad cuenta con muros en los que las pintadas "artísticas" están toleradas, como la pared de la calle de Montalegre, frente al Centro de Cultura Contemporánea. "Estamos en contra de la proliferación de graffitis espontáneos y agresivos que deterioran la ciudad, y no en contra de los 200 o 300 artistas que se comportan correctamente y con los que tenemos una fácil interlocución", concluyó.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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